No voy a sorprender a nadie afirmando que la lengua española tiene una
riqueza de léxico impresionante, con multitud de sinónimos y expresiones
diferentes que sirven para describir las mismas cuestiones.
Por ejemplo la embriaguez.
Es uno de los términos que tiene infinidad de sinónimos, y muchas veces
me he preguntado por qué, sin tener la respuesta. Está claro que es algo tan
arraigado en nuestra idiosincrasia que se ha plasmado en el lenguaje popular
con un sinnúmero de palabras para describir el estado alterado de una persona
que ha bebido alcohol en cantidad suficiente como para dejar de actuar, pensar
y sentir como lo hace habitualmente en su estado natural.
Me vienen a la mente algunos de estos sinónimos, y te agradecería que me
aportases alguno más que puedas conocer.
Empecemos por el más común, borrachera. Es un término que no es del todo
negativo en la sociedad. Decir que alguien se ha cogido una borrachera puede
ser un comentario desenfadado sobre una fiesta del día anterior. Otra cosa es
decir que alguien está borracho o borracha, eso ya suena peor, y mucho peor
decir que es un borracho, y no digamos un borrachón o un borrachuzo, eso ya se
acerca mucho al insulto.
Pero también se suele decir estar cocido, pedo, caliente, pasado, o
colocado. Términos que suenan generalmente a algo desenfadado y no del todo
reprochable.
Si usamos el término ebrio, o ebriedad, estamos tomando un tono muy
académico y formal para hablar de lo mismo. Al igual que si hablamos de
intoxicación etílica, que ya suena a lenguaje de un parte médico del servicio
de urgencias.
Pero hay más. Podemos tener una castaña, una merluza, una papa, una
curda, una melopea … y muchas otras palabras que el lenguaje popular y las
variaciones idiomáticas han ido creando a lo largo de los siglos.
Pero no debemos olvidar que, se llame como se llame, la embriaguez es el
resultado de una conducta irresponsable y peligrosa, que anula el
funcionamiento correcto de nuestro cerebro racional y nos deja en manos del
animal que todos llevamos dentro y que solo podemos sujetar manteniendo todas
nuestras facultades mentales al cien por cien.
Eso es lo que el alcohol cambia en nosotros, dejamos de ser humanos y
pasamos a ser animales: burros, cerdos, víboras, eso ya depende.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
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