lunes, 22 de diciembre de 2014

Feliz Navidad y próspero 2015

Un año más llegamos al momento en que todos reflexionamos sobre cómo nos ha ido el año y dedicamos algo más de tiempo a cultivar la vida familiar.

Para muchas personas el año 2014 ha sido el año de su gran decisión. El año en que han dado un giro a su vida y han dejado atrás su adicción al alcohol o a otras substancias. Para todas ellas mi más sincera felicitación y mi más sincero deseo de que el niño Dios que viene en Navidad sea una fuente de paz interior y de inspiración para mantener una vida sana, equilibrada y libre de adicciones.

programa victoria, alcohol, adicciones, marbella, navidad, bernardo ruiz
Para otras personas 2014 ha sido un año más de sufrimiento a causa de la adicción. Tal vez por un familiar cercano que no termina de dar el paso de ponerse en tratamiento y afrontar de una manera positiva y eficaz su dependencia. Tal vez por ellas mismas, porque siguen luchando por salir del laberinto de la adicción y siguen creyendo que “esto lo puedo controlar” o que “yo mismo sabré y podré dejarlo por mi cuenta”.

También para ellas espero que la conmemoración del nacimiento del niño Jesús en Belén sea también el nacimiento en su corazón de un sincero deseo de curarse, de superar su adicción y de transformar ese sufrimiento que están padeciendo, y haciendo padecer a sus seres queridos, en la alegría inmensa de sentirse libre de adicciones.

En nombre propio y en el de todos los que trabajamos para que el Programa Victoria siga siendo un referente terapéutico para todas las personas que necesiten y quieran aprender a vivir sin alcohol y sin adicciones, aquí van mis mejores deseos de salud, bienestar interior, paz y serenidad, con la libertad recuperada del que ha dejado atrás para siempre las trampas de la adicción.


¡¡Feliz Navidad y próspero año 2015!!


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

lunes, 15 de diciembre de 2014

Los post más leídos del año 2014

El año 2014 está llegando a su fin. El frío y las iluminación navideña así nos lo recuerdan cada día que salimos a la calle y el equipo del Programa Victoria no quería dejar de hacer un pequeño recordatorio de los post que más éxito han tenido a lo largo del año.


Han sido 27 entradas en este blog, que poco a poco se va acercando a las 10.000 visitas (¡¡muchísimas gracias!!), y los más destacados han sido:

- En tercera posición se encuentra la entrada que publicamos el día 6 de junio y que lleva por título "Hipnosis clínica para dejar de fumar". En este post dábamos a conocer uno de los tratamientos que ofrece el psicólogo y director del Programa Victoria, Bernardo Ruiz, y que permite al paciente aprender a vivir sin fumar y a liberarse de este hábito adictivo.

- En segundo lugar encontramos aquel post del 16 de enero de 2014 titulado "Las trampas de la mente adictiva". En este caso, contamos la historia de Javier, un paciente que ha dejado de consumir cocaína pero que no ve problema alguno en consumir de vez en cuando otro tipo de drogas "recreativas", como el las llama, como pueden ser la ketamina o drogas sintéticas.

- Y, en primer lugar, la entrada que mayor lecturas ha tenido este año es la de "Objetivo Libertad: Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol", publicada el 30 de junio. En esta entrada recogemos la opinión de uno de algunos de los usuarios de nuestro tratamiento médico y psicológico para superar el alcoholismo, unas opiniones que forman parte del un libro que da a conocer los entresijos de los 10 días de tratamiento y las impresiones personales de los asistentes a uno de esos grupos.


Esperamos seguir contando con vosotros el próximo 2015 y que nos sigáis haciendo crecer poco a poco. Nosotros seguiremos ofreciendo contenido relacionado con las adicciones, el tratamiento de las mismas y trataremos de resolver aquellas dudas que os puedan surgir a la hora de hablar con familiares y amigos que tengan problemas de este tipo.


Bernardo Ruiz Victoria

martes, 4 de noviembre de 2014

Mi pareja bebe mucho, ¿qué hago?

La adicción al alcohol es una enfermedad que no solo afecta directamente a la persona que bebe, sino también a su entorno más cercano, la familia, las amistades, el entorno laboral, etc.

Los familiares más directos, parejas, hermanos, padres, hijos... no solo sufren las consecuencias del comportamiento desordenado, a veces caótico, y siempre problemático de la persona adicta, sino que muchas veces se sienten en cierto modo “responsables” o hasta “culpables” de la conducta adictiva del otro.

Ya he explicado en otras ocasiones que uno de los pilares que sostiene la enfermedad adictiva es la mentira. Y una de las maneras que tiene de expresarse es precisamente cuando el propio adicto intenta traspasar la responsabilidad de su conducta hacia sus familiares o allegados.

Y en no pocas ocasiones éstos caen en la trampa y llegan a pensar que son ellos los que tienen que cambiar, que si fueran de otra manera su marido, esposa, hijo, padre, o lo que sea, no seguiría bebiendo de esa manera tan negativa.

Es un error muy común creer que uno puede curar la adicción de otro. O que uno es el culpable de lo que otro hace.

Cada persona es responsable de su propio comportamiento, y si el adicto no es capaz de controlar su consumo, y continúa bebiendo a pesar de las evidentes muestras de que le causa problemas de todo tipo, el él, o ella, quién tiene que tomar medidas. Sobre todo, pedir ayuda, ponerse en tratamiento con un profesional especializado, y superar su adicción.

Ahí topamos con otro de los pilares que sustentan la enfermedad adictiva. La soberbia. “Yo no necesito ayuda de nadie”, “cuando quiera lo dejo”, si tu me tratases mejor yo no bebería” y toda clase de pensamientos similares que retrasan el paso definitivo que puede llevar a la solución. Pedir ayuda terapéutica.

Aquí es donde los familiares pueden hacer algo práctico. Poner las cartas sobre la mesa, dejar de encubrir al adicto, dejar de intentar minimizar las consecuencias negativas de su adicción, y finalmente proponerle una soluciónterapéutica. El, o ella, es quién tiene que tomar la decisión final y ponerse en manos de un profesional, pero muchas veces la presión positiva de la familia,o de otros allegados, puede significar el pequeño empujón que el adicto necesita para cambiar de rumbo e iniciar su recuperación.

También los familiares pueden buscar ayuda ellos mismos para hacer todo esto y seguir las indicaciones de un profesional puede ser muy eficaz para acelerar el cambio.

Si es tú caso y tienes un amigo o familiar con problemas de adicción al alcohol o a otras drogas, podemos ayudarle. Nuestro tratamiento médico y psicológico conocido como el Programa Victoria le permitirá superar esa dependencia y volver a vivir sin alcohol, porque hay personas por las que merece la pena seguir luchando.

Así, recordamos que el próximo lunes día 10 de noviembre iniciamos un nuevo curso para dejar de beber alcohol. Si quieres más información, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra página web o de los perfiles en las redes sociales. Además, puedes leer estas entradas del blog: Nuevo curso para superar el alcoholismo y Por qué el Programa Victoria dura solo 10 días.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico


viernes, 31 de octubre de 2014

Nuevo curso para superar el alcoholismo

¡Hola a todos!

Con este post queremos anunciaros que el próximo lunes día 10 de noviembre iniciaremos un nuevo curso para dejar de beber alcohol en Marbella y todavía nos quedan algunas plazas libres. 

Para quienes aún no lo sepan, el Programa Victoria, que así es como se llama nuestro tratamiento, es un curso médico y psicológico que se realiza durante diez días en un hotel cercano a Marbella con un máximo de ocho participantes por edición. Para desarrollarlo, contamos con un equipo de profesionales médicos, psicólogos y terapeutas especializados que, gracias a sus más de 30 años de estudio y experiencia, han desarrollado un método terapéutico único y original que aporta soluciones al problema de la adicción al alcohol u otras drogas.

Durante los días que dura el tratamiento, los alumnos residen en un hotel especialmente elegido para promocionar un entorno agradable de paz y tranquilidad para lograr la máxima concentración, garantizando al mismo tiempo la confidencialidad y la discreción.

Si tienes un amigo o familiar con problemas de adicción al alcohol u otras drogas, podemos ayudarle a superarlos gracias a nuestro tratamiento. Ponte en contacto con nosotros a través de nuestros perfiles en las redes sociales o través de nuestra página web: www.programavictoria.com.

¡Estaremos encantados de ayudarte!

Y es que, recuerda, siempre hay cosas por las que merece la pena seguir luchando y aprender a vivir sin alcohol.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

miércoles, 22 de octubre de 2014

Yo no soy un alcohólico porque hay muchos días que no bebo

Muchas personas creen que solo hay problemas de alcoholismo cuando la persona bebe a diario, de una forma excesiva y sin capacidad de parar.

No cabe duda de que esa es una forma evidente de adicción, y que hay pacientes que desarrollan su problema de esa manera, pero también es cierto que cada vez hay más casos de personas que pasan temporadas sin consumir alcohol, o que incluso pueden tener días de consumo moderado, pero que periódicamente tienen episodios de descontrol que pueden llegar a tener graves consecuencias para propios y extraños.

La dependencia del alcohol, o de otras drogas, no significa que uno tenga que estar siempre consumiéndolas, sino sobre todo que uno va perdiendo la capacidad de autocotrolar su conducta una vez que ha empezado a consumir.

Es como si el alcohol, o la droga que sea, alterase el funcionamiento normal del cerebro del sujeto y le convirtiera en otra persona, capaz de hacer cosas totalmente ajenas a sus valores y hábitos normales en estado de sobriedad.

Y es que es eso exactamente lo que sucede. En el cerebro del adicto al alcohol se produce una especie de “golpe de estado” cuando empieza a beber que hace que la parte más primitiva e irracional de su mente tome el control y anule la mente lógica y racional que normalmente gobierna nuestras vidas.

Asi se empieza por perder las inhibiciones, y uno llega a creerse que es más sociable o más abierto con los demás, y puede terminar perdiendo los papeles en todos los sentidos, por ejemplo, llegando a su casa más tarde de lo habitual, o simplemente no llegando en toda la noche, descuidando su trabajo, cometiendo imprudencias al conducir, o al frecuentar ambientes ajenos a su vida social habitual, etc. etc.

Si una persona, cada vez que bebe, tiene un serio riesgo de terminar perdiendo los papeles y lamentando lo que ha llegado a hacer, es porque está desarrollando una fuerte dependencia del alcohol, probablemente ligada a una carencia en su capacidad de manejar correctamente los problemas de la vida cotidiana.

Por eso, cuando esto sucede, conviene buscar ayuda terpéutica cuanto antes. Para que los daños sean los menores posibles.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínco

miércoles, 8 de octubre de 2014

La importancia de hablar claro

Ayer tuve una sesión de seguimiento con Antonio, un paciente nuestro que hizo el Programa Victoria ya hace unos años y se ha mantenido muy bien hasta ahora.

En cambio, ayer me contó un episodio en el que ha tenido una breve recaída debido principalmente a que no había sido lo suficientemente claro a la hora de expresar su actitud de mantenerse sin beber ante todo el mundo.

El caso es que se encontró con unos antiguos amigos que hacía mucho tiempo que no veía y a los que nunca les había dicho con claridad y contundencia que había dejado de beber. Antonio pensó, erróneamente, que el hecho de alejarse de ellos y dejar de verlos sería suficiente para evitarse problemas, pero no tuvo la valentía de afrontar el hecho de decírselo claramente a la cara, porque precisamente ese es uno de sus puntos débiles que le cuesta superar.

Como consecuencia de ello terminó bebiendo, y sintiéndose después muy culpable por ello y muy mal consigo mismo.

En otras ocasiones he visto cosas parecidas. Pacientes que cometen el error de no decir claramente que han dejado de beber, o simplemente que no beben alcohol,  en cualquier ocasión y ante cualquier persona.

Dar ese mensaje es muy importante para prevenir las recaídas, no solo por el hecho de informar a los demás de nuestra decisión, sino sobre todo porque al decirlo en voz alta nos reforzamos a nosotros mismo en nuestra actitud.

La persona más importante a la que le tienes que decir una y otra vez que no bebes, y que así es como te encuentras mejor es a ti mismo, y el hecho de decírselo a otras personas es sobre todo una manera de recordártelo a ti, y fortalecer así tu actitud y tu conducta haciéndote más fácil el mantenerte sin beber.

Recordemos siempre la importancia de hablar claro, decir la verdad, y sentirnos sanamente orgullosos de nuestro cambio. Estoy mejor sin beber alcohol ¿no es verdad?


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

miércoles, 1 de octubre de 2014

Siempre hay una buena excusa para seguir bebiendo

Hoy viene a una sesión de seguimiento Juan, un paciente que hizo el Programa Victoria hace algo más de un año y que está cada día mejor. A pesar de que tuvo una breve recaída en diciembre pasado, volvió a la abstinencia de inmediato, pidió ayuda, retomó su seguimiento y puso en práctica todo lo aprendido durante la terapia, con lo que a día de hoy está muy bien y su vida ha cambiado.

Cómo el mismo dice, “me va mejor la vida sin alcohol”.

Me cuenta que ha cortado con todas las personas “tóxicas” que había en su vida. Todos aquellos que habían sido compañeros de bebida y también otras personas que le generaban situaciones de tensión emocional. Ahora practica yoga, trabaja de nuevo con eficacia en su negocio, se ocupa debidamente de sus hijos y se siente mejor.

Hace unos días pasó un rato con un amigo suyo el cual se tomó seis cubatas mientras Juan se tomaba dos tazas de te. El amigo le comentaba – te veo muy bien, Juan – pero se justificaba a si mismo diciendo que tiene que seguir bebiendo porque es la forma de tener relaciones con sus clientes.

Juan se reía al contármelo, al darse cuenta de que es una excusa barata que él mismo se había estado aplicando muchas veces. Durante años. Bebo porque es parte de mi vida social y profesional – se decía a si mismo.

La realidad es que desde que no bebe tiene más clientes que antes, atiende mejor su trabajo, ha racionalizado sus gastos y puesto orden a su economía personal y profesional, y no echa de menos el alcohol para nada.

Claro que para llegar a ese convencimiento y esa naturalidad ha necesitado la terapia del Programa Victoria, que es lo que le ha permitido liberarse de su adicción y aprender a vivir sin alcohol. Día tras día, eso si, que el enemigo no descansa. Pero con determinación y constancia, siguiendo las indicaciones terapéuticas y manteniendo fresco en su memoria el recuerdo de su experiencia en la terapia, cada día está mejor.

Juan lamenta que haya tantas personas que siguen bebiendo, y dándose excusas para beber, cuando podrían seguir su mismo camino, entrar en el Programa Victoria y vivir mejor libres de adicciones.

Yo, por mi parte, me lleno de alegría y de satisfacción profesional al ver a personas como Juan que aprenden a vivir sin alcohol.





Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

viernes, 26 de septiembre de 2014

Entrevista

Esta semana colgamos un post extra con la intención de ofreceros algo más de información del Programa Victoria y del libro de nuestro psicólogo y director, Bernardo Ruiz, y que se titula "Objetivo Libertad. Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol".

En este vídeo de algo más de diez minutos, Bernardo Ruiz responde a algunas de las preguntas que podéis tener sobre nuestro tratamiento médico y psicológico para dejar la adicción al alcohol: qué daños hace el alcohol en el cuerpo humano, el funcionamiento del Programa Victoria, testimonios de algunos de las personas que han pasado por este tratamiento...

Si tenéis cualquier pregunta, no dudéis en poneros en contacto con nosotros a través de las redes sociales o de nuestra página web.

¡Esperamos que os guste!

https://www.youtube.com/watch?v=whn2u_bKeKs




miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Por qué el Programa Victoria dura solo 10 días?


Esta es una de las preguntas que con más frecuencia tengo que contestar cuando doy información sobre el Programa Victoria a una persona interesada.
A muchos les resulta sorprendente cuando comparan con otros métodos que prolongan su tratamiento en régimen interno durante meses o incluso años, y se preguntan cómo es posible que nosotros obtengamos buenos resultados terapéuticos con una terapia tan breve.
Una de las cosas principales es que el Programa Victoria está estructurado como si de un “curso” se tratara, es decir:
  • En otros lugares hay pacientes entrando y saliendo constantemente del centro. Al empezar y terminar todos a la vez podemos avanzar de una forma ordenada y sistemática en los contenidos terapéuticos sin tener que repetir una y otra vez las mismas sesiones ante la presencia de nuevos pacientes.
  • Todos los pacientes empiezan y terminan a la vez.
  • El grupo es muy reducido
  • Tratamos a un máximo de ocho pacientes en cada ocasión, con lo que es posible tener un trato y una atención muy personalizada e individualizada con cada uno de ellos.
  • El programa terapéutico abarca todo el día.
  • Por todo esto el Programa Victoria funciona en el breve tiempo de diez días intensivos de terapia, en los cuales los pacientes residen en un hotel alejado de los entornos urbanos y retirados de la presión de su trabajo, de su vida familiar, de sus amistades y de todas las fuentes de estrés de su vida cotidiana, que son los principales desencadenantes de su problema con el alcohol.
Los terapeutas están trabajando con los pacientes a lo largo de todo el día, ya sea en sesiones de terapia “formal”, es decir con contenidos estructurados, como de terapia “informal”, por ejemplo durante las comidas, durante los pequeños recesos que hay entre una y otra sesión formal y en los ratos en que los pacientes tienen que hacer sus propias tareas terapéuticas individuales (lecturas, etc.) Como decía el gran Francisco de Quevedo, lo breve, si bueno, dos veces bueno.

Bernardo Ruiz Victoria Psicólogo Clínico

lunes, 30 de junio de 2014

Objetivo Libertad: Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol

La entrada de esta semana en nuestro blog se centra en esta ocasión en el libro "Objetivo Libertad. Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol", escrito por el psicólogo y director del Programa Victoria, Bernardo Ruiz. En él, además de explicar cómo funciona nuestro tratamiento, algunos de los antiguos alumnos pusieron por escrito su experiencia con nosotros, como pueden ser:

“Te envidio, afortunado lector de este libro. Si yo hubiera alcanzado la fortuna de haberlo tenido en mis manos hace años, en las páginas de mi vida habría habido menos dolor”.
IOX, paciente del Programa Victoria en 2002.

“Fue difícil reconocer que era alcohólica, pero todavía fue peor reconocer que yo sola no podría salir de aquel estado. Supongo que me creía más fuerte de lo que en realidad era y, aunque lo intenté, no conseguí nada más que desesperarme y beber todavía más”.
María José, paciente del Programa Victoria en 2007.

“Hay muy pocas cosas en mi vida que yo considere que he hecho casi perfectas y una de ellas fue entrar en el Programa Victoria, al cual hoy le debo tantas cosas buenas que todos los años le doy gracias a Dios y a una pareja que me ajustó el coco. Yo soy de los que tienen muy claro que si hubiese seguido con la vida anterior al Programa estaría arruinado, casi muerto por salud o accidente y abandonado por toda la familia, en fin, hecho una mierda”.
Juan, paciente del Programa Victoria en 2003.


Para saber más, recordamos a todos los interesados visitar el apartado dedicado al libro en nuestra página web y contactar con los responsables del Programa Victoria si deciden adquirirlo.


programa victoria, marbella, dejar de beber, tratamiento alcoholismo, bernardo ruiz, psicologia, adicciones, drogas


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

lunes, 2 de junio de 2014

Hipnosis clínica para dejar de fumar

Una sola sesión de terapia con nuestro psicólogo experto en el tratamiento de las adicciones, Bernardo Ruiz, le permitirá aprender a vivir sin fumar y a liberarse de este adictivo hábito.

Para obtener más información sobre las sesiones, puede ponerse en contacto con el Programa Victoria a través del correo electrónico info@programavictoria.com.


psicologia, bernardo ruiz, adiccion, tabaco, cannabis, drogas, alcoholismo

miércoles, 28 de mayo de 2014

Superar la adicción con humildad

Una de las barreras que más cuesta saltar a los pacientes que atiendo es la de la soberbia.

En primer lugar, el paciente adicto tiende a no reconocerse como tal. Puede aceptar que bebe, incluso que bebe en exceso. Puede aceptar que el alcohol le causa problemas en su vida. Pero aceptar que es adicto ¡¡¡uffff!!! eso cuesta mucho.

Y peor aún si el término que empleamos es el de alcohólico. Entonces aún menos. 

Además, yo lo dejo cuando quiera, suelen pensar. 

Y como esa es una verdad a media, porque cualquier adicto puede pasar unos días sin beber. Puede costarle más o menos, a veces nada, pero lo puede conseguir. Pero eso no significa que haya superado su enfermedad adictiva. Simplemente significa que ha entrado en una fase de no consumo, pero liberarse de una adicción va mucho más allá del hecho de no consumir.

Por eso, la falta de humildad lleva muchas veces a la recaída. Como no aceptamos nuestra condición de adictos, creemos que con el paso del tiempo las cosas serán diferentes. Es decir, que podremos beber un poco sin perder el control y sin sufrir de nuevo todas las consecuencias que ya conocemos.

Y por eso mismo, la terapia para la adicción tiene que ir más allá que el simple consejo de dejar de beber, que es imprescindible por otro lado. 

El paciente tiene que asimilar humildemente su condición de adicto y su vulnerabilidad en determinadas circunstancias que debe conocer. Tiene que prepararse para hacer frente a las situaciones de riesgo, las que podrían generarle de nuevo el deseo de beber, y aprender a manejarlas con éxito para evitar las recaídas.

Si la mentira y el autoengaño son uno de los pilares que sustentan la enfermedad adictiva, la soberbia es otro muy importante. Y como remedio para ambas, la verdad y la humildad. Y trabajar todo esto en la terapia sin olvidarse nunca de que el peligro está siempre latente.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

jueves, 15 de mayo de 2014

El alcohol y la ansiedad social

Desde el punto de vista psicofarmacológico, el alcohol es una substancia ansiolítica. Esto quiere decir que tiene un efecto sedante, calmante, que reduce la ansiedad momentáneamente.

Este es uno de los mecanismos de reforzamiento de la conducta de beber, que acaba llevando a convertirla en una conducta adictiva, es decir, difícil de controlar por parte de la persona adicta.

Si una persona padece, por ejemplo, de ansiedad en situaciones sociales. Imaginemos que le cuesta trabajo hablar con personas desconocidas, presentarse en público, hacer amistades, etc, y encuentra que bebiendo alcohol esa dificultad desaparece y se encuentra en un aparente estado de relajación en el que es capaz de hacer una vida social más adaptada, es muy probable que repita esa conducta en otras ocasiones y que durante un tiempo desarrolle la creencia de que el alcohol le ayuda a relacionarse socialmente.

El problema, por una parte, es que si recurres al alcohol para relajarte socialmente nunca vas a aprender a superar esa ansiedad social, o timidez, por medios naturales. De modo que cada vez va a ser más "necesario" beber en situaciones sociales, y como el alcohol va perdiendo efecto con el tiempo porque el cuerpo se va acostumbrando a él, habrá que beber más para conseguir esa pretendida relajación social, y así sucesivamente, hasta que lo que suele suceder es que la persona desarrolla una dependencia del alcohol al mismo tiempo que una incapacidad de hacer una vida social normal sin beber.

Mal camino es ese, que solo se puede solucionar tomando dos medidas importantes. Uno, dejar de beber. Dos, buscar una ayuda terapéutica para superar esas ansiedades sociales de un modo natural, desarrollando las propias facultades psicológicas que todos tenemos, y aprendiendo a hacerlo para que cada vez resulte más fácil.

En definitiva, como tantas veces repetimos, beber alcohol no resuelve ningún problema de forma eficaz. Tampoco ayuda a superar la timidez o la ansiedad social. Solo a encubrirla y disfrazarla, pero al mismo tiempo a hacerla cada vez mayor.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.programavictoria.com

lunes, 12 de mayo de 2014

Intervención familiar

Hace unos días recibí en mi consulta por primera vez a Pablo. 

Su decisión ha venido motivada por el trabajo que previamente hemos hecho con su entorno familiar, en concreto con su esposa y con una de sus hijas, con las que he tenido varias sesiones preparatorias, las cuales han propiciado un cambio de actitud y de comportamiento, primero en ellas mismas, después en el resto de la familia y, por fin, en el propio paciente.

Las familias sufren mucho al sentirse impotentes ante el problema de la persona adicta que no quiere cambiar. También es frecuente que se sientan culpables de la adicción del otro y de que no sean capaces de hacerle cambiar.

En cambio, con unas orientaciones adecuadas, con un poco de paciencia y de constancia, se puede romper el muro de la negación y ayudar al paciente a iniciar el camino de su recuperación.

Pablo no ha hecho más que empezar. Pero el primer paso es siempre el más difícil y el más importante.

Confiemos en que a partir de ahora todo el sufrimiento que ha pasado esta familia se transforme en alegría y gozo por la liberación de esta esclavitud.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

jueves, 24 de abril de 2014

¿Fácil o difícil?

En estas últimas semanas he atendido a varios pacientes que han acudido a nosotros agobiados y preocupados por su problema de adicción al alcohol y por las graves consecuencias que estaba trayendo a sus vidas su comportamiento adictivo, y me han hecho pensar sobre una paradoja que se da con mucha frecuencia en estos casos.

Existe una creencia generalizada de que superar una adicción es algo muy difícil. Algo que supone un gran esfuerzo personal y que es un camino jalonado de fracasos y recaídas.

También existe la creencia de que vivir sin alcohol está lleno de inconvenientes, ya que vivimos en una sociedad que nos ofrece bebidas alcohólicas en todo tipo de eventos y situaciones sociales, y que por eso, ser abstemio es una especie de automarginación social, vamos que uno se convertiría en un bicho raro señalado por todo el mundo si decide dejar de beber.

En cambio, hay muchos casos en los que el cambio resulta sorprendentemente fácil para el propio sujeto. Y esto es lo que he observado en los dos pacientes que me han inspirado para escribir esta entrada del blog.

Uno de ellos es camarero, rodeado de alcohol por todas partes, acostumbrado a beber con sus propios clientes, y de seguir después del trabajo con los compañeros, lo cual le llevaba además a la ludopatía, con graves consecuencias económicas para él y su familia.

El otro es un joven ejecutivo de una empresa familiar. También rodeado de alcohol por todas partes, porque ya sabemos que, según cree mucha gente, los negocios en España se cierran en los bares.

En ambos casos estaban muy asustados pensando que iba a resultarles extremadamente difícil decir que no a la presión social y seguir haciendo su vida sin beber. Y en cambio, han conseguido dejarlo sin esfuerzo, y empiezan a sentirse mucho mejor. Además empiezan a darse cuenta de los beneficios de todo tipo que están recibiendo desde que han dejado el alcohol.

Naturalmente, están en el principio de su proceso terapéutico y aún van a necesitar mucho apoyo y mucho tiempo para consolidar sus nuevas actitudes y convertirlas en hábitos sólidos y estables. Pero lo que hoy me mueve a la reflexión la observación de que muchas veces es más fácil de lo que supuestamente cabría esperar dejar el alcohol y empezar a vivir de nuevo. Y que no es necesario pasar por un calvario de síntomas de abstinencia ni por situaciones de rechazo social, sino todo lo contrario.

Por supuesto que la terapia es fundamental, y que ninguno de estos cambios se hubieran iniciado sin la ayuda terapéutica, que seguirá siendo necesaria durante un tiempo, pero ahí queda la reflexión. Dejar de beber puede ser mucho más fácil de lo que nos tememos, y se puede empezar a disfrutar de la vida sin alcohol de un modo inmediato.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

jueves, 10 de abril de 2014

Ayudar a los demás a cambiar

Uno de los problemas que nos encontramos con más frecuencia los terapeutas en adicciones es el de responder a la demanda de un familiar de un adicto que desea ayuda para que su ser querido deje el alcohol, o las substancias que consuma, y vuelva a una vida sana y equilibrada.

Suele ser mucho más fácil que los familiares, e incluso los amigos o compañeros de trabajo, se den cuenta de que la persona adicta está desarrollando un problema, que ella misma. El autoengaño, que es un elemento esencial de la enfermedad adictiva, se va gestando poco a poco y llega a ser tan grande que incluso se suele transmitir a los que rodean al adicto.

Los familiares con frecuencia se sienten culpables del comportamiento del otro y tratan de modificarlo. Unas veces lo intentan evitando situaciones que ellos creen que pueden inducir al adicto a beber. Otras veces tratan de controlar su conducta con enfados, críticas, castigos, etc. En algunas ocasiones hay quién se siente tentado de beber también a su lado, en un vano intento de hacer así que beba menos.

Con todos esos comportamientos, lo que normalmente sucede es que el problema empeora. Además la relación personal también suele deteriorarse por las tensiones que todo esto genera, y el familiar siente una mezcla de rabia, frustración, culpabilidad, etc. que tampoco le ayuda a estar bien psicológica y emocionalmente, con lo que tampoco es la mejor compañía para el enfermo, que tiende al aislamiento o a la huída para encontrarse a solas con su adicción, o en un entorno social en el que nadie le reproche lo que hace.

Es difícil aceptar, para un familiar que quiere sinceramente a su pariente adicto, que no puede hacer gran cosa para ayudarle. Que su familiar necesita ayuda profesional especializada. Y que animarle a seguir ese camino es casi lo único positivo que se puede hacer.

Cuando una persona tiene una fractura en una pierna, nadie dudamos de que necesita ir al médico y recibir el tratamiento adecuado en un centro especializado. No pensamos que es algo que podemos arreglar en casa, con una buena reprimenda o con una sobredosis de cariño.

La adicción también es una enfermedad. Es un proceso patológico por el cual el paciente va perdiendo poco a poco su libertad. Y necesita de un tratamiento adecuado, por parte de profesionales bien preparados, para conseguir el éxito terapéutico, que siempre será provisional porque el riesgo de recaídas nunca desaparece del todo.

Por eso la ayuda siempre debe ir enfocada a empujar, animar e incluso presionar para que nuestro ser querido se ponga en tratamiento. De lo contrario estaremos en cierto modo contribuyendo a que su adicción progrese y que las cosas empeoren.

Hablando de todo esto me permito recomendar una película dieron recientemente en TVE. Se llama Cuando el amor no es suficiente. "La historia de Lois Wilson"


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

jueves, 27 de marzo de 2014

Todo el mundo bebe, es lo normal

Vivimos en una sociedad muy tolerante con el consumo de alcohol. Somos un país productor de bebidas alcohólicas, de vinos que se venden por todo el mundo, de cerveza y muchas otras variedades de líquidos contenedores de etanol.

No hay fiesta, celebración o evento de cualquier clase que no incluya como parte consubstancial el alcohol de una u otra forma. Desde la clásica copa de vino español en un acto oficial o con pretensiones de formalidad, hasta el botellón olímpico que organizan miles de jóvenes con las más diversas excusas en muchas ciudades españolas.

Y en ese entorno sociocultural, algunas personas tienen que lidiar con su problema de adicción, y vivir sin alcohol si quieren mantener una vida digna de tal nombre. 

Porque cuando una persona es adicta al alcohol es porque ha perdido la capacidad de regular su consumo dentro de unos límites moderados, y porque ese consumo descontrolado va acompañado de todo tipo de consecuencias negativas para su salud, su familia, su autoestima, su vida profesional y un largo etcétera que no quiero repetir hoy una vez más.

Cuando una persona empieza a darse cuenta de que tiene un problema con el alcohol, una de sus justificaciones más habituales es la de pensar que - dado que todo el mundo bebe, es lo normal - yo no puedo dejar de beber sin perderme lo más hermoso de la vida social.

Falso, como tantas mentiras que el adicto va generando en su mente como consecuencia de su propio problema, porque lo cierto es que solo dejando de beber podrá llevar una vida sana y equilibrada, incluso en el terreno de la vida social.

Claro que hay que aprender a decir que uno no bebe, con naturalidad y con firmeza. Como el que deja de fumar lo dice con un sano orgullo que genera admiración en muchas otras personas.

Y al dejar de beber, se da uno cuenta de que hay muchas personas abstemias por el mundo, que tan normal es beber alcohol como no beberlo, y en los casos en que es necesario, no solo es normal sino que es la única opción sensata, responsable y saludable. 


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico