martes, 26 de marzo de 2013

Caer y levantarse


Las recaídas son una pesadilla para todos los que trabajamos en adicciones. O al menos lo son para mi. Aunque no hay más remedio que aceptar el hecho de que van a producirse recaídas en algunos pacientes, por muy bien que hayan llevado a cabo su terapia, no deja de dolerme personal y profesionalmente enterarme de forma directa o indirecta de que uno de mis pacientes ha vuelto a beber.

Ayer tuve uno de esos casos, Juan, que lleva ya varios años de seguimiento terapéutico conmigo después de haber hecho el Programa Victoria, viene a la consulta y me confiesa que ha vuelto a tener una recaída. No es la primera, y espero que sea la última.

Como ya se sabe de memoria toda la "teoría", no en vano es un hombre inteligente, preparado intelectualmente y con una profesión de mucha responsabilidad, simplemente le hice una pregunta. ¿por qué me cuentas hoy que llevas un tiempo bebiendo y no me has llamado antes?

Y me contesta: porque si te hubiera llamado, probablemente no habría bebido.

Valoro su sinceridad, muestra de las contradicciones vitales en las que viven los adictos. El sabe perfectamente cómo detener las recaídas, en cambio, en lugar de hacerlo, se deja llevar por la tentación, y a continuación lo pasa fatal física y psicológicamente, por no hablar de los problemas domésticos que se generan.

La parte positiva de todo esto es que siempre se puede volver a empezar. Cada día empezamos de cero, y hoy es el día en el que tenemos que mantenernos en sobriedad. Día a día.

Y Juan parece ahora dispuesto a hacerlo y a retomar el contacto terapéutico conmigo. Espero que así sea.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

viernes, 15 de marzo de 2013

Negar la evidencia



Siempre digo que la adicción es la enfermedad de la mentira. Y también de la soberbia. Uno llega a engañarse tanto a si mismo, y a tratar de engañar tanto a los demás que termina casi por creerse sus propias mentiras y no ser capaz de distinguir la realidad de la imaginación.

En estos días se está juzgando a un famoso torero que causó la muerte de un conductor con el que colisionó frontalmente, saliendo él mismo vivo de milagro del accidente.

El caso es que al analizar su sangre en el hospital, mientras los médicos trataban de salvarle la vida, se descubrió que tenía una concentración de alcohol en sangre, lo que conocemos por grado de alcoholemia, varias veces superior al límite legalmente establecido para conducir.

En cambio, a pesar de la evidencia fáctica, el sujeto continúa afirmando que él no bebió nada, o en el peor de los casos que se mojó ligeramente los labios con un poco de cava.

El alcohol en la sangre no aparece por generación espontánea, no surge de la nada. Una concentración tan alta de alcohol en sangre solo puede venir de una ingesta de bebidas alcohólicas, pero aún así nos encontramos con un sujeto que lo niega y lo niega.

A mi me recuerda casos que he vivido en la consulta. Pacientes que niegan su consumo de alcohol incluso frente al resultado de un alcoholímetro aplicado varias veces seguidas. Y nada, que yo no he bebido.

Si el paciente se baja del burro, reconoce que tiene un problema y acepta ponerse en tratamiento, acaba confesando la verdad y asumiendo que había bebido esa vez, y muchas otras en la que lo había negado hasta la saciedad.

Y es que la mentira es parte esencial de la enfermedad adictiva, y uno de sus síntomas más frecuentes.

Para salir de la adicción hay que romper el círculo vicioso de las mentiras y los autoengaños. Y para eso hace falta valentía, honestidad, y sobre todo, ayuda terapéutica.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.programavictoria.com

martes, 12 de marzo de 2013

Noticias estremecedoras



Hoy me ha llamado la atención una de las noticias de la televisión. Un bebe ha sido ingresado en un hospital con síntomas de maltrato físico y tras hacer unas averiguaciones se ha comprobado que la madre padece problemas de alcoholismo y que admite "no haber tratado bien al niño"

La violencia doméstica es una de las consecuencias que tiene el abuso del alcohol. La mayoría de las veces se manifiesta en los malos tratos hacia el cónyuge, porque uno de los efectos del alcohol es el de eliminar las inhibiciones e impedir el control racional de nuestros actos, y por eso la violencia se desata muchas veces cuando la persona está bajo los efectos de la bebida.

En otros casos, como puede ser el que nos ocupa hoy, no solo hay esta falta de autocontrol racional, sino también otro de los efectos perniciosos del alcohol, a saber: el descuido de las responsabilidades de cada uno.

Si hay algo que todas las mujeres llevan grabado en su adn es el cuidado de sus propios hijos, es algo que la naturaleza nos proporciona para la propia supervivencia de la especie humana.

En cambio, bajo los efectos del alcohol, puede una madre llegar a producir daños en su bebe que le hagan necesitar de tratamiento en un hospital. Parece increíble, pero hasta ahí puede llegar a trastornar el alcohol a una persona.

Y luego que nos digan que beber un poco es bueno para la salud, que lo recomiendan los médicos, y esas cosas que se oyen de vez en cuando.

Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.programavictoria.com

lunes, 4 de marzo de 2013

Pasarse de listo


El los últimos meses he tenido varias recaídas de pacientes que son brillantes intelectualmente, personas respetadas socialmente, profesionales con éxito en su campo, con cargos importantes, y que sin embargo, recaen una y otra vez en su adicción al alcohol.

Muchas personas tienden a pensar que la persona adicta es débil de carácter, poco inteligente y que en cierto modo no se esfuerza lo suficiente para superar su problema.

Pero cuando ves a personas que han aprobado una de las oposiciones más difíciles que podamos imaginar, que hablan varios idiomas, que dirigen empresas, que innovan y crean patentes, y que se desenvuelven en el mundo profesional con todo éxito, pero que recaen en su adicción una y otra vez, te preguntas por qué.

Al menos yo me lo pregunto. Y reflexionando sobre mi experiencia profesional en este campo creo que hay un factor muy relevante que afecta a todos los adictos, pero sobre todo a este tipo del que hablo hoy. Y es la sensación de ser más listo que los demás.

Esta sensación de que ya han comprendido su problema, y que por tanto no van a volver a caer en lo mismo, les lleva precisamente a la recaída por falta de humildad, por pasarse de listos, por creer que van a ser capaces de subvertir las leyes de la naturaleza con su amplia inteligencia. Y no es así.

Superar la adicción es tan simple que resulta muy complejo a veces. Se trata de evitar la conducta que reiteradamente te ha creado problemas, beber alcohol principalmente, y dejar de jugar a ser más listo que nadie tratando de "controlarse", "moderarse", o limitar sus efectos negativos de una u otra forma.

En definitiva, hay que tener la humildad suficiente como para reconocerse a uno mismo sus limitaciones, aceptarlas, y vivir con alegría libre de adicciones.

No siempre es fácil.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico