Sigo enfrascado estos días
en el trabajo con el grupo de pacientes que está realizando el Programa
Victoria, de ahí que haya tenido menos tiempo para mantener actualizado el blog.
Hoy hemos empezado a hablar
del tema de la Prevención de Recaídas, que es una de las cuestiones claves de
cualquier terapia para la adicción, y especialmente de la nuestra.
En el curso de la sesión
uno de los pacientes ha planteado su sentimiento de perplejidad porque no acaba
de sentirse cien por cien seguro de que vaya a mantenerse sin beber en el
futuro, aunque es su deseo y su decisión, pero duda un poco de su capacidad, y
ve las dificultades que han pasado otras personas y él mismo en otras ocasiones
y tiene un poco de miedo.
También ha planteado la
cuestión de que no entiende bien la diferencia entre abstinencia y sobriedad.
Por eso he aprovechado para explicárselo a todos.
Una persona está en
abstinencia cuando simplemente no bebe alcohol. No importa tanto el motivo.
Puede ser una abstinencia forzada por las circunstancias, como cuando uno no
tiene acceso a bebidas alcohólicas, o puede ser una abstinencia autoinducida
por una u otras razones.
Pero la sobriedad es otra
cosa, es como subir a un nivel más alto. El estado de sobriedad lo alcanza la
persona que, no solo se mantiene en abstinencia un tiempo prolongado por
decisión propia, sino que llega a sentirse cómoda de esa forma, llega a
interiorizar el hecho de no beber como forma natural de comportamiento, y llega
a dejar de pensar en el alcohol de forma recurrente en su vida.
Cuando una persona alcanza
la sobriedad en este sentido, ha dado un gran paso adelante en su proceso de
superación de a adicción. Pero aún así, la sobriedad hay que mantenerla, no hay
que bajar la guardia porque la adicción es un problema latente que nunca
desaparece del todo.
Bernardo
Ruiz Victoria
Psicólogo
Clínico
www.programavictoria.com