miércoles, 30 de octubre de 2013

Caídas, recaídas y requetecaídas

Lo que a un terapeuta en adicciones le gustaría ver, siempre y en todos sus pacientes, es un éxito terapéutico a la primera, y de una vez por todas.

Nos gusta ver el cambio de actitud de la persona que se siente libre de su adicción, que empieza a disfrutar de la vida sin alcohol, y que mantiene ese cambio de forma estable a lo largo de su vida.

Yo tengo muchos pacientes con los que sigo manteniendo contacto desde hace muchos años, algunos casi trienta, y es una enorme satisfacción personal y profesional saber que están bien, que siguen sin beber y que han aprendido a vivir libres de la esclavitud a la que les tenía sometidos sus adicciones, ya sea al alcohol o a otras substancias.

Pero hoy quiero hablar de otros casos que, lamentablemente, también existen.

Hay personas que al cabo de un tiempo de abstinencia, y de hacer las cosas bien, se olvidan de lo que han aprendido en la terapia y poco a poco empiezan lo que llamamos en el Programa Victoria a "incubar" una recaída.

Al sentirse mejor, olvidan que su mejoría se debe precisamente a que han dejado el alcohol, y caen en la trampa de pensar que podrían beber un poco, en una ocasión especial, sin que las cosas se les vayan de las manos. Como hacen las personas "normales", piensan algunos.

Mal asunto. Una vez que se abre la puerta y se rompe la abstiencia lo más probable es que se repita la conducta, es decir, que se vuelva a beber. Y un día determinado, puede ser el primero o tras varios meses de consumos "controlados", empiezan de nuevo todos los problemas.

La adicción retoma de nuevo el control de la vida del paciente y las cosas vuelven a estar tan mal, o peor, como estuvieron en el momento en que se decidió pedir ayuda terapéutica.

A partir de ahí algunos pacientes vuelven a pedir ayuda. Ahora mismo estoy escribiendo sobre esto porque tengo a varios en este estado. Coinciden todos ellos en ser personas de inteligencia elevada, bien formadas, con una situación profesional que despertaría la envidia en muchos, y en cambio, han repetido el Programa Victoria varias veces, porque seguían recayendo.

Es de valorar el hecho de volver a pedir ayuda, y de confiar de nuevo en nuestra terapia, ya que siguen considerando que les resulta útil, a pesar de las recaídas. Y es de valorar la capacidad de superación que representa el volver una y otra vez a terapia, a pesar de que teóricamente "se lo saben ya todo".

Para mi sigue siendo un misterio cómo se producen las recaídas cuando analizas casos concretos. Personas que, sobre el papel tienen todos los elementos necesarios para seguir bien y en abstinencia, que inexplicablemnte se olvidan de todo un día y beben.

Por eso la sobriedad es un trabajo que hay que realizar día a día. El enemigo no descansa, y a la menor oportunidad que le permitamos, enseña sus armas. Pero estando atentos, y manteniendo los hábitos saludables que se aprenden en la terapia se puede vivir libre de adicciones para siempre.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

Twitter: @vivirsinalcohol

miércoles, 23 de octubre de 2013

Contar los días

Llevo sin beber ciento cuarenta y tres días – dice un hombre a su amigo – y lo llevo bien. Espero pronto celebrar los doscientos.

Para algunas personas contar los días que llevan sin beber representa una ayuda para mantenerse en sobriedad, y tienden a hablar de ello con frecuencia con las personas que saben que están en ese proceso.

En cambio otros prefieren simplemente pensar que ya no beben, que han dejado atrás su pasado con el alcohol, y que no importa el tiempo transcurrido sino su decisión y su voluntad de seguir en sobriedad.

Como hay gente para todo, lo más probable es que ambas opciones sean válidas, y no voy a ser yo el que cuestione lo que a uno le funciona, pero si me gustaría hacer una reflexión general sobre el tema con la intención de ayudar al que lo necesite.

Lo importante es seguir sin beber, y no solo eso; que la sobriedad sea el resultado de un cambio de actitudes y de comportamiento, una forma diferente de pensar y de sentir que haga que la persona se encuentre mejor consigo misma y, por lo tanto, sea consciente de que beber alcohol no le aporta nada bueno, y de que se encuentra mejor libre de adicciones.

Y en ese camino de estabilizarse en la sobriedad, la cuenta de días puede tener un efecto perverso en algunas personas. A veces algunos tienen como “cifras psicológicas” que una vez superadas les pueden hacer creer que ya han superado su problema y que ya se han “curado” de su adicción.

Para algunos es un año, para otros diez años. No importa. Si uno tiene una fecha de referencia, o una meta temporal, corre el riesgo de sentir que, una vez superada, está ya en condiciones de tener otra relación diferente con el alcohol, que ya no van a repetirse los problemas del pasado - porque ya he aprendido a controlarme - y en definitiva, darse de nuevo permiso para beber alcohol.

Craso error, ya que la adicción no olvida ni perdona. Y si la ponemos de nuevo en marcha no tardará en apoderarse de nuevo de nuestra mente y de nuestra conducta.

Así que yo prefiero centrarme en el día de hoy. Hoy no bebo. Estoy mejor sin alcohol. Quiero seguir así porque estoy mejor. Y no importa el tiempo transcurrido desde la última copa, porque lo que cuenta es el presente y el futuro sin alcohol.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

martes, 15 de octubre de 2013

La intención es lo que cuenta

Uno de mis pacientes, que lleva ya casi tres meses sin beber tras su paso por el Programa Victoria, me cuenta que hace unos días pidió un “tinto de verano” sin alcohol y le resultó muy agradable. Al terminar de tomárselo, vio en la etiqueta que contiene un 1% de alcohol y empezó a tener dudas de si había hecho bien o no y de si eso podría considerarse como una recaída.

Lo que ha hecho mejor este paciente es venir a contármelo, porque lo peor en estos casos es dejar que se incube el pensamiento de que “he bebido un poco de alcohol y no me ha pasado nada, no me ha llevado a seguir bebiendo, no me lo ha notado nadie, etc.”

Esa forma de pensar, típica de la mente adictiva, es la que podría llegar a convertirse en el desencadenante de una recaída en toda regla.

En casos como este lo importante es la intención del sujeto a la hora de elegir esa bebida. Si lo que pretendía era tomar una bebida sin alcohol no hay ningún problema por el hecho de que químicamente hubiera una ínfima cantidad de etanol en ese líquido. En nuestro cuerpo se produce etanol todos los días como resultado de la digestión de las comidas, y ese alcohol no genera el deseo de beber en nadie ni desencadena recaídas.

Pero si el caso fuera al contrario, si el sujeto hubiera pedido ese “tinto de verano” sabiendo que contiene alcohol y pretendiendo jugar con su propia adicción, entonces si que estaría en peligro de recaída, no por el efecto químico del alcohol en su cerebro, que sería insignificante en todo caso, sino por el efecto psicológico de haber tomado la decisión consciente de tomar una bebida con alcohol y posteriormente autojustificarse la conducta pensando “no ha pasado nada”.

Este comportamiento, y esa forma de pensar, son los que acaban incubando la recaída y antes o después se suele producir el descontrol.

Más peligroso que el efecto químico del alcohol en el cuerpo es el efecto psicológico de creerse capaz de evitar que la adicción se vuelva a poner en marcha. La intención es lo que cuenta, sobre todo.

En definitiva, es mucho peor tomar una cerveza sin alcohol que te haya servido un camarero que quiere ayudarte a no recaer, a pesar de que hayas pedido una normal, que tomar una cerveza, habiendo pedido una sin alcohol, porque el camarero se ha confundido.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

miércoles, 2 de octubre de 2013

Perseverar en la sobriedad

Cuando una persona se plantea seriamente dejar de beber, y sobre todo si recibe la ayuda terapéutica de un tratamiento especializado como el Programa Victoria, suele resultar sorprendentemente fácil acabar con ese hábito que le ha venido acompañando durante años y que ha hecho sufrir tanto a la propia persona adicta, así como a su entorno.

De repente, uno ha dejado de beber y se siente bien. Parece que todo ha sido muy fácil y que ya está todo solucionado. Pero si nos quedamos en esa actitud autocomplaciente es muy posible que las cosas se acaben torciendo antes o después y que el paciente se lleve un tremendo batacazo el día menos esperado. Una recaída, que suele ser muy frustrante y muy dolorosa, sobre todo para los que le rodean.

En el Programa Victoria insistimos en la importancia de adquirir unos hábitos saludables concretos que ayuden a mantener la actitud mental adecuada para seguir en sobriedad. Y por eso ponemos un gran hincapié en la práctica de la Relajación.

A lo largo de la terapia nuestros pacientes aprenden una sencilla técnica de Relajación, Visualización y Pensamientos Positivos, que se llevan grabada en un disco para poder practicarla en casa a diario, que es lo que recomendamos siempre.

La Relajación contiene los ingredientes esenciales para continuar beneficiándose los efectos positivos iniciales del Programa Victoria. En primer lugar ayuda a combatir la ansiedad y evita la acumulación de tensiones emocionales. En segundo lugar potencia la actitud mental positiva, que ayuda a seguir sin beber de una forma optimista y con una sensación de bienestar y liberación, a través de los Pensamientos Positivos que se incluyen en el ejercicio. Y por último, a través de la Visualización el paciente se prepara psicológicamente para hacer frente a las situaciones de riesgo que podrían conducirle a una recaída, aumentando así su capacidad de reacción y evitando que la recaída llegue a materializarse.

En mi experiencia he visto que aquéllas personas que incorporan la práctica de la relajación en su rutina diaria y la mantienen a largo plazo son las que no tienen recaídas y cada día se sienten mejor con su sobriedad. En cambio, cuando un paciente recae y contacta conmigo, lo primero que me reconoce es que hace tiempo que había dejado de practicarla.

Mantenerse en sobriedad es una tarea de todos los días. Cada día empieza de cero, en cierto sentido, aunque siempre es más fácil seguir sin beber cuando se van haciendo las cosas bien día a día, pero cada jornada requiere de su tiempo para perseverar en la sobriedad y seguir disfrutando de la vida libre de adicciones.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

martes, 24 de septiembre de 2013

Miedo a las recaídas

Hace unos días me llegó una consulta por e-mail de una persona que no conozco y que me cuenta que lleva ya más de dos años sin beber y acudiendo a reuniones de Alcohólicos Anónimos.

Su preocupación es que se siente agobiado por la constante referencia que escucha en las reuniones de que si deja de acudir a ellas va a recaer inevitablemente y que la única solución para mantener la sobriedad es seguir acudiendo de por vida a reuniones de AA.

Esta es una de las creencias que están muy extendidas en los grupos de autoayuda, tales como Alcohólicos Anónimos y también en Alcohólicos Rehabilitados y otras entidades similares.

Se trata, como digo, de una creencia basada en que en muchas ocasiones sucede eso. Cuando una persona que ha estado un tiempo participando en reuniones de AA deja de ir es porque ha vuelto a beber, o bien es el preludio de una recaída.

El error, en mi opinión, está en sacar la conclusión de que hay una relación de causa y efecto entre ambos hechos, y más aún, que es la única causa.

Muchas personas han dejado el alcohol sin acudir en su vida a una reunión. Han podido hacerlo con ayuda médica, psicológica, o tal vez siguiendo programas terapéuticos diferentes de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos, que también existen.

Yo mismo tengo la experiencia de casi treinta años de trabajo con el Programa Victoria, en el que nuestros pacientes aprenden a vivir sin alcohol sin necesidad de acudir a reuniones de autoayuda de ninguna clase.

Aunque no tengo nada en contra de que lo hagan y siempre les animo a que al menos vayan una vez para conocer de qué se trata y valorar si les puede servir de ayuda, el caso es que solo aquéllos que ya conocían previamente AA o AARR encuentra positiva la participación en tales reuniones.

Y no por eso recaen más que los demás, sino todo lo contrario.

Lo malo, en mi opinión, es fomentar el miedo a la recaída, o más bien la superstición de que uno “necesita” seguir yendo a reuniones o de lo contrario volverá a beber o a drogarse. Al repetir una y otra vez ese mensaje, en la mente de muchas personas se convierte en una programación mental que actúa en su subconsciente de modo que, si por alguna razón dejan de acudir a reuniones, acaban recayendo.

Es como una profecía autocumplida. Como me he creído, a fuerza de escucharlo, que voy a recaer si dejo de venir, si alguna vez las circunstancias de la vida me llevan a dejar de ir a reuniones acabo cayendo en aquello que he llegado a considerar como inevitable.

Creo que esa es una mala interpretación del fondo del programa de los doce pasos, que busca la liberación del sujeto de su adicción. Bien es cierto que la adicción no se elimina nunca y que el riesgo de la recaída es un peligro latente que siempre está ahí, pero fomentar el miedo y condicionar la sobriedad a la asistencia a reuniones es simplemente una superstición que no deberíamos fomentar los terapeutas que trabajamos en estos campos.

La libertad es lo que pierde el adicto, y recuperarla significa aprender a valerse por sí mismo para evitar las recaídas. Las reuniones pueden ser una ayuda, y muchas veces lo son, pero nunca deberían presentarse como la única solución, ya que simplemente no es cierto.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

jueves, 12 de septiembre de 2013

Volver a empezar

Después de unos días de vacaciones nos reincorporamos de nuevo a la vida cotidiana y empezamos con una alegría.

Uno de nuestros pacientes cumple cinco años desde que hizo el Programa Victoria con nosotros y nos ha escrito un mensaje muy hermoso en el que relata cómo ha cambiado su vida desde que se decidió a dejar el alcohol.

A mi me ha hecho recordar lo mal que estaba este hombre la primera vez que lo vi, el sufrimiento que había pasado su esposa hasta que él se decidió a pedirnos ayuda. Para colmo ella es médico y se sentía doblemente impotente al no ser capaz de ayudar a su marido a superar sus adicciones.

En cambio ahora ambos han recuperado la ilusión de vivir, se han construído una casa nueva, han celebrado la boda de su único hijo, y están disfrutando de la vida libre de adicciones.

Cuando recibimos estos testimonios, aparte de la gran alegría que nos embarga, nos entra también una cierta tristeza, al menos a mi me sucede, por todas las personas que están todavía esclavizadas por su adicción, y que no se han decidido aún a dar el paso definitivo para liberarse de ella.

Espero que en este nuevo curso ayudemos a muchos más a conseguirlo.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

martes, 10 de septiembre de 2013

Estrenamos página web

Después de unas merecidas vacaciones, hemos tenido unas semanas de intenso trabajo en las que hemos empezado nuevos proyectos para el Programa Victoria.

La primera de ellas, y la que queremos dar a conocer hoy, es la nueva web www.programavictoria.com, una página mucho más visual, moderna e intuitiva en la que podréis informaros de todos los servicios que ofrecemos, adquirir el libro de nuestro psicólogo Bernardo Ruiz, titulado "Objetivo Libertad: Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol", o conocer al detalle en qué consisten nuestros cursos de relajación.

Pronto volveremos con las entradas semanales, mientras tanto, os recomendamos visitar la web y que nos dejéis vuestra opinión!