Cuando una persona se
plantea seriamente dejar de beber, y sobre todo si recibe la ayuda terapéutica
de un tratamiento especializado como el Programa Victoria, suele resultar
sorprendentemente fácil acabar con ese hábito que le ha venido acompañando
durante años y que ha hecho sufrir tanto a la propia persona adicta, así como a
su entorno.
De repente, uno ha
dejado de beber y se siente bien. Parece que todo ha sido muy fácil y que ya
está todo solucionado. Pero si nos quedamos en esa actitud autocomplaciente es
muy posible que las cosas se acaben torciendo antes o después y que el paciente
se lleve un tremendo batacazo el día menos esperado. Una recaída, que suele ser
muy frustrante y muy dolorosa, sobre todo para los que le rodean.
En el Programa
Victoria insistimos en la importancia de adquirir unos hábitos saludables
concretos que ayuden a mantener la actitud mental adecuada para seguir en
sobriedad. Y por eso ponemos un gran hincapié en la práctica de la Relajación.
A lo largo de la
terapia nuestros pacientes aprenden una sencilla técnica de Relajación,
Visualización y Pensamientos Positivos, que se llevan grabada en un disco para
poder practicarla en casa a diario, que es lo que recomendamos siempre.
La Relajación
contiene los ingredientes esenciales para continuar beneficiándose los efectos
positivos iniciales del Programa Victoria. En primer lugar ayuda a combatir la
ansiedad y evita la acumulación de tensiones emocionales. En segundo lugar potencia
la actitud mental positiva, que ayuda a seguir sin beber de una forma optimista
y con una sensación de bienestar y liberación, a través de los Pensamientos
Positivos que se incluyen en el ejercicio. Y por último, a través de la
Visualización el paciente se prepara psicológicamente para hacer frente a las
situaciones de riesgo que podrían conducirle a una recaída, aumentando así su
capacidad de reacción y evitando que la recaída llegue a materializarse.
En mi experiencia he
visto que aquéllas personas que incorporan la práctica de la relajación en su
rutina diaria y la mantienen a largo plazo son las que no tienen recaídas y
cada día se sienten mejor con su sobriedad. En cambio, cuando un paciente recae
y contacta conmigo, lo primero que me reconoce es que hace tiempo que había
dejado de practicarla.
Mantenerse en
sobriedad es una tarea de todos los días. Cada día empieza de cero, en cierto
sentido, aunque siempre es más fácil seguir sin beber cuando se van haciendo
las cosas bien día a día, pero cada jornada requiere de su tiempo para
perseverar en la sobriedad y seguir disfrutando de la vida libre de adicciones.
Bernardo Ruiz
Victoria
Psicólogo Clínico
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