Lo que a un terapeuta
en adicciones le gustaría ver, siempre y en todos sus pacientes, es un éxito
terapéutico a la primera, y de una vez por todas.
Nos gusta ver el
cambio de actitud de la persona que se siente libre de su adicción, que empieza
a disfrutar de la vida sin alcohol, y que mantiene ese cambio de forma estable
a lo largo de su vida.
Yo tengo muchos
pacientes con los que sigo manteniendo contacto desde hace muchos años, algunos
casi trienta, y es una enorme satisfacción personal y profesional saber que
están bien, que siguen sin beber y que han aprendido a vivir libres de la
esclavitud a la que les tenía sometidos sus adicciones, ya sea al alcohol o a
otras substancias.
Pero hoy quiero
hablar de otros casos que, lamentablemente, también existen.
Hay personas que al
cabo de un tiempo de abstinencia, y de hacer las cosas bien, se olvidan de lo
que han aprendido en la terapia y poco a poco empiezan lo que llamamos en el
Programa Victoria a "incubar" una recaída.
Al sentirse mejor,
olvidan que su mejoría se debe precisamente a que han dejado el alcohol, y caen
en la trampa de pensar que podrían beber un poco, en una ocasión especial, sin
que las cosas se les vayan de las manos. Como hacen las personas
"normales", piensan algunos.
Mal asunto. Una vez
que se abre la puerta y se rompe la abstiencia lo más probable es que se repita
la conducta, es decir, que se vuelva a beber. Y un día determinado, puede ser
el primero o tras varios meses de consumos "controlados", empiezan de
nuevo todos los problemas.
La adicción retoma de
nuevo el control de la vida del paciente y las cosas vuelven a estar tan mal, o
peor, como estuvieron en el momento en que se decidió pedir ayuda terapéutica.
A partir de ahí
algunos pacientes vuelven a pedir ayuda. Ahora mismo estoy escribiendo sobre
esto porque tengo a varios en este estado. Coinciden todos ellos en ser
personas de inteligencia elevada, bien formadas, con una situación profesional
que despertaría la envidia en muchos, y en cambio, han repetido el Programa
Victoria varias veces, porque seguían recayendo.
Es de valorar el
hecho de volver a pedir ayuda, y de confiar de nuevo en nuestra terapia, ya que
siguen considerando que les resulta útil, a pesar de las recaídas. Y es de
valorar la capacidad de superación que representa el volver una y otra vez a
terapia, a pesar de que teóricamente "se lo saben ya todo".
Para mi sigue siendo
un misterio cómo se producen las recaídas cuando analizas casos concretos.
Personas que, sobre el papel tienen todos los elementos necesarios para seguir
bien y en abstinencia, que inexplicablemnte se olvidan de todo un día y beben.
Por eso la sobriedad
es un trabajo que hay que realizar día a día. El enemigo no descansa, y a la
menor oportunidad que le permitamos, enseña sus armas. Pero estando atentos, y
manteniendo los hábitos saludables que se aprenden en la terapia se puede vivir
libre de adicciones para siempre.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
Twitter: @vivirsinalcohol
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