miércoles, 22 de octubre de 2014

Yo no soy un alcohólico porque hay muchos días que no bebo

Muchas personas creen que solo hay problemas de alcoholismo cuando la persona bebe a diario, de una forma excesiva y sin capacidad de parar.

No cabe duda de que esa es una forma evidente de adicción, y que hay pacientes que desarrollan su problema de esa manera, pero también es cierto que cada vez hay más casos de personas que pasan temporadas sin consumir alcohol, o que incluso pueden tener días de consumo moderado, pero que periódicamente tienen episodios de descontrol que pueden llegar a tener graves consecuencias para propios y extraños.

La dependencia del alcohol, o de otras drogas, no significa que uno tenga que estar siempre consumiéndolas, sino sobre todo que uno va perdiendo la capacidad de autocotrolar su conducta una vez que ha empezado a consumir.

Es como si el alcohol, o la droga que sea, alterase el funcionamiento normal del cerebro del sujeto y le convirtiera en otra persona, capaz de hacer cosas totalmente ajenas a sus valores y hábitos normales en estado de sobriedad.

Y es que es eso exactamente lo que sucede. En el cerebro del adicto al alcohol se produce una especie de “golpe de estado” cuando empieza a beber que hace que la parte más primitiva e irracional de su mente tome el control y anule la mente lógica y racional que normalmente gobierna nuestras vidas.

Asi se empieza por perder las inhibiciones, y uno llega a creerse que es más sociable o más abierto con los demás, y puede terminar perdiendo los papeles en todos los sentidos, por ejemplo, llegando a su casa más tarde de lo habitual, o simplemente no llegando en toda la noche, descuidando su trabajo, cometiendo imprudencias al conducir, o al frecuentar ambientes ajenos a su vida social habitual, etc. etc.

Si una persona, cada vez que bebe, tiene un serio riesgo de terminar perdiendo los papeles y lamentando lo que ha llegado a hacer, es porque está desarrollando una fuerte dependencia del alcohol, probablemente ligada a una carencia en su capacidad de manejar correctamente los problemas de la vida cotidiana.

Por eso, cuando esto sucede, conviene buscar ayuda terpéutica cuanto antes. Para que los daños sean los menores posibles.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínco

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