Hace unos días
he recibido en la consulta a una mujer que ha seguido un tratamiento para su
adicción al alcohol en otro centro terapéutico. Ha pasado tres meses ingresada,
después otros seis meses en un piso tutelado, y cerca de un año más acudiendo a
terapia a diario.
Curiosamente,
a pesar de todo eso, me llega cargada de miedo e inseguridad en si misma. Teme
tener una recaída si se aleja de ese régimen terapéutico, pero al mismo tiempo
se siente agobiada, asfixiada, falta de libertad y deseosa de retomar su
trabajo y su vida normal, sin volver a beber alcohol, obviamente.
Me llama mucho
la atención que haya métodos terapéuticos que generen en los pacientes tanto
miedo e inseguridad en sí mismos.
Creo que la
esencia del problema adictivo es la pérdida de libertad que supone ser esclavo
de una substancia, o más bien de un círculo vicioso de conductas adictivas, y
que por lo tanto, para superar la adicción, el sujeto tiene que recuperar su
libertad. Y difícilmente puede conseguirlo si el método terapéutico le
transmite miedo, inseguridad y la creencia de que necesita seguir vinculado a
la terapia porque de lo contrario va a recaer.
El Programa Victoria
es radicalmente diferente en este aspecto. Tratamos de infundir en los
pacientes confianza y seguridad en si mismos, enseñándoles a sortear los
peligros de las situaciones de riesgo y a desarrollar actitudes y
comportamientos que les permitan mantenerse sin beber en cualquier
circunstancia.
Pero siempre
basándose en la propia autoestima, en la confianza en si mismos, en la
sensación de que son capaces de superar cualquier situación en la que se
encuentren, y potenciando siempre la autoestima y la serenidad interior.
Aún así, hay
gente para todo, y puede ser que cada método terapéutico tenga mejores
resultados en unos casos que en otros.
Bernardo Ruiz
Victoria
Psicólogo
Clínico
www.programavictoria.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario