La semana pasada vi en la televisión un reportaje sobre lo
que presentaban como una nueva moda que se está difundiendo entre las mujeres
jóvenes en España, que consiste en introducirse el alcohol en el cuerpo no por
la boca, como es tradicional, sino a través de la vagina.
El procedimiento consiste en empapar un tampón
en una bebida de alta graduación y acto seguido introducírselo en la vagina. Al
hacerlo, el alcohol se absorbe rápidamente y pasa a la sangre produciendo un
embriaguez muy rápida y muy intensa.
Naturalmente, dado que la vagina no está
preparada para tales agresiones, se pueden producir serias lesiones en las
mucosas debido a la acción del alcohol sobre ellas.
Pero la reflexión que yo quiero hacer aquí no va
solo en relación a los daños físicos específicos que esta forma de introducirse
alcohol en el cuerpo causa en el cuerpo humano, sino más bien hacia qué clase
de procesos mentales pueden llevar a una muchacha a hacer semejante barbaridad.
En primer lugar está la búsqueda deliberada y
rápida de la embriaguez, es decir, tomar el alcohol con el único objetivo que
provocar un cambio de su estado emocional. Por eso no importa la clase de
bebida, ni el modo de administrarla, el caso es sentir sus efectos lo antes
posible.
El segundo aspecto es el de tratar de disimular
el hecho de que se ha consumido alcohol. Al tomar el alcohol de esta forma no
se produce el aliento alcohólico típico de la persona que ha bebido mucho, con
lo que se puede pretender que a uno no se le va a descubrir por el olor que
desprende.
Y el trasfondo de todo esto es que estas jóvenes
creen que embriagarse es algo necesario, o al menos conveniente, para pasar un
rato agradable y divertirse. Y ésta es una de las principales actitudes
perniciosas que hay que combatir para evitar que sigan aumentando los problemas
relacionados con el alcohol y otras drogas en nuestra sociedad.
La embriaguez es siempre un estado peligroso. Si
se produce de forma involuntaria, porque uno ha bebido más de la cuenta en un
evento social es malo, pero mucho peor es cuando la persona busca activamente
esa embriaguez como si fuera algo bueno para ella en algún sentido. Entonces no
es solo algo peligroso sino también una conducta gravemente irresponsable que
puede acarrear consecuencias muy perniciosas para el propio sujeto que lo hace
y para los que le rodean.
Cuando una persona recurre al alcohol o a las
drogas para divertirse, es porque no sabe realmente disfrutar de las cosas
positivas que todos tenemos a nuestro alrededor, y en nuestro propio interior,
y buscan una evasión que no conduce a ninguna parte. En todo caso, al
sufrimiento, al hospital, o a la muerte.
Bernardo Ruiz
Victoria
Psicólogo
Clínico
www.programavictoria.com
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