jueves, 17 de enero de 2013

Temblores



Me contaba hace años uno de mis pacientes, que afortunadamente lleva ya más de quince años de sobriedad, el sufrimiento que para él suponía cada mañana despertarse con las manos temblorosas.

En aquél tiempo su trabajo le obligaba a firmar numerosos documentos a primera hora de la mañana, y muchos días era incapaz de hacerlo porque su letra era ininteligible y sus manos no paraban de temblar.

¿Cuál era el remedio? Tomarse dos o tres copas y poco a poco los temblores remitían y podía, por fin, firmar sus cheques y otros papeles importantes.

Pero con eso comenzaba de nuevo el círculo vicioso, se le despertaban de nuevo los deseos de beber, seguía bebiendo todo el día, y a la mañana siguiente volvía a encontrarse igual, tembloroso, ansioso, intranquilo y con un cuerpo fatal.

Estos síntomas aparecen en muchas personas que abusan del alcohol y son un signo claro de adicción física. El sistema nervioso se ha habituado a trabajar en contra de los efectos sedantes producidos por el alcohol, y cuando por la noche, durante el sueño, se elimina una parte importante del que circulaba por la sangre, el sujeto se siente más acelerado de lo normal porque su cuerpo todavía está reaccionando como si el alcohol siguiera frenando el normal funcionamiento del organismo, especialmente del sistema nervioso.

Esto es lo que se llama síndrome de abstinencia, y es un signo claro de dependencia física, que se reconfirma una vez más si desaparece al consumir de nuevo alcohol.

La solución, dejar  de beber del todo. Y para conseguirlo, si no basta con la propia voluntad y determinación personal, lo mejor es pedir ayuda profesional y seguir un programa terapéutico para aprender a vivir sin alcohol.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.programavictoria.com

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