Estoy en estos días trabajando con un grupo de pacientes en el Programa Victoria, y en el día de hoy hemos empezado a hablar de su próxima vuelta a casa, a la vida cotidiana, y hemos tocado el tema de lo que llamamos "facturas pendientes".
Cuando uno deja de beber, o de consumir drogas, inicia un cambio que desearía que fuera un punto y aparte total y definitivo, pero que no siempre es así de fácil.
En muchas ocasiones nos encontramos con consecuencias de la conducta adictiva que aparecen con retraso y que suelen sentar muy mal al paciente, a menos que se haya preparado convenientemente para afrontarlas de un modo positivo.
Por ejemplo, una factura pendiente es la desconfianza. Los familiares suelen necesitar mucho tiempo para volver a confiar, porque ha habido tantas mentiras y trampas, que a la menor señal que les recuerde el pasado, un gesto, una mala cara, un retraso o cualquier otra cosa, pueden reaccionar acusando al paciente de haber recaído, aunque no sea cierto.
Esto puede generar mucha tensión, y los pacientes pueden caer en la tentación de culpar a sus familiares por no darles todo el apoyo que necesitan. No se dan cuenta de que es un comportamiento lógico, y que necesitan tiempo y paciencia para ir poco a poco pagando esas facturas pendientes y recuperar la confianza en su totalidad.
Cada uno debe prepararse para las que le puedan venir y evitar con eso situaciones de tensión que pueden causar malos momentos e incrementar el riesgo de recaída.
Bernardo Ruiz
Psicólogo Clínico