jueves, 18 de julio de 2013

Normas terapéuticas

Siempre me ha sorprendido el hecho de que en la inmensa mayoría de los tratamientos para la adicción se trata a los pacientes como si fueran “presuntos delincuentes”.

Me refiero, por ejemplo, a que al ingresar en el centro lo primero que se hace es registrar sus pertenencias para verificar que no introducen alcohol o drogas en su equipaje, se les retira el dinero, el teléfono, a veces también la documentación y hasta el reloj.

En algunos lugares incluso están cerrados con llave y no tienen prácticamente libertad para hacer nada sin permiso de los cuidadores o terapeutas.

Seguramente la idea que hay detrás de tales restricciones es que los pacientes adictos no son fiables, mienten con frecuencia, tienden a hacer trampas, etc. Y con tales controles se pretende evitar consumos y problemas indeseados.

Mi sorpresa viene porque en nuestro Programa Victoria no actuamos así. Nuestros pacientes no se ven privados de su libertad de movimientos. Lógicamente hay unas mínimas normas que cumplir: participar en todas las sesiones terapéuticas, respetar los horarios, no salir del recinto del hotel donde se alojan durante la terapia, mantener el teléfono móvil en su habitación y usarlo lo mínimo imprescindible, y lógicamente, no beber alcohol ni consumir otras drogas.

Pero todo esto lo planteamos como un marco lógico de actuación terapéutica, no como unas restricciones que se imponen coercitivamente. Y por extraño que pueda parecer a algunos, la respuesta de los pacientes es muy positiva. Al tratarlos como seres responsables de su propio proceso terapéutico se dan cuenta del absurdo que sería ir contra sus propios intereses, y al no tener normas rígidas, ni vigilantes para impedirles saltárselas, dejan de pensar en cómo transgredirlas y empiezan a actuar de una forma correcta y beneficiosa para tu tratamiento.

Si la adicción se caracteriza por la falta de libertad a la que el sujeto llega por su dependencia del alcohol o de la substancia que sea, no podemos pretender que la recupere si no se le permite ejercerla.

Naturalmente hay gente para todo, y es probable que en algunos casos no haya más remedio que aplicar más control externo a ciertos pacientes, pero creo que para la mayoría es mejor transmitirles responsabilidad, confianza y seguridad en si mismos porque estos valores van en la dirección adecuada de una vida libre de adicciones.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

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