Para superar una
adicción lo primero que hay que hacer es tomar una decisión: dejar de consumir.
Parece simple, pero
tiene sus complicaciones.
Además, la única
persona que tiene derecho de voto en ese asunto es quién sufre la adicción en
sus propias carnes. Los demás, ya seamos terapeutas, familiares, jefes o
autoridades, lo único que podemos hacer es animar, presionar, aconsejar,
influir, opinar..., pero solo la propia persona adicta puede tomar esa
decisión.
Para los que lo ven
desde fuera parece una decisión sencilla. Simplemente dejas de beber, o de
tomar lo que sea, y punto. Pero para el propio adicto muchas veces es tan
complicado como pedirle a una persona con una fuerte gripe que deje de toser.
Es la propia enfermedad lo que limita la capacidad de decisión del sujeto, la
que mina su propia libertad de actuación, y eso es lo que cuesta entender,
muchas veces, por todos los demás, y hasta por la propia persona afectada.
En cambio, también es
cierto que puede ser mucho más fácil de lo que parece.
Cuando llevas ya unos
cuantos años tratando a personas adictas, como es mi caso, te das cuenta de que
hay quien es capaz de dejar de beber, o de tomar otras drogas, de un día para
otro, sin un gran esfuerzo y además con una sensación de liberación y
bienestar.
Pero también es
cierto que hay personas a las que les cuesta muchísmo dejarlo y que necesitan
estar en un entorno controlado, lejos de su vida cotidiana y a veces también
ayuda farmacológica para detener su consumo y evitar los desagradables síntomas
de la abstinencia que aparecen en algunos casos.
Incluso la misma
persona puede vivir las dos situaciones en diferentes momentos de su vida.
Recuerdo casos de personas que han podido parar de beber una vez sin ningún
efecto adverso y que varios años después, tras una recaída, han sido incapaces
de parar sin una ayuda y un control externo.
Pero la decisión de
dejar de consumir es solo el primer paso.
A partir de ahí hay
que hacer un profundo análisis de la propia conducta adictiva para comprender
bien a qué responde y cómo desactivarla, y para eso es necesario tomar otra
decisión importante: hacer una terapia adecuada. De lo contrario, lo más
probable es que antes o después la situación vuelva a escapársele de las manos
al paciente, vuelva el consumo adictivo y vuelvan los problemas. Corregidos y
aumentados.
Bernardo Ruiz
Victoria
Psicólogo Clínico
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