Ayer 15 de noviembre se celebró en España el Día sin Alcohol.Bueno, en realidad lo celebraron unas pocas personas sensibilizadas por el problema del alcoholismo y del abuso de alcohol, como son las Asociaciones de Alcohólicos Rehabilitados y similares, porque la mayoría de medios de comunicación lo ignoraron ampliamente, como suele ser habitual.Un día sin alcohol es algo trivial e irrelevante para la mayoría. Si una persona no tiene un consumo problemático de alcohol no le da importancia al hecho de pasar un día en concreto sin beber, pero cuando existe la adicción, un día de abstinencia puede ser un logro muy destacable en la vida de una persona. Y no digamos una semana o un mes.Hoy estamos en el día después. Imaginemos que una persona tomó conciencia ayer, por primera vez, de que su consumo de alcohol podría estar convirtiéndose en algo patológico.Esta persona se vio reflejada un poco en algún testimonio que leyó o escuchó en las redes sociales, o se identificó con alguno de los síntomas de la conducta adictiva o del abuso del alcohol que se pueden encontrar en muchas páginas de internet.Entonces decidió pasar un día sin beber, y lo consiguió. ¿Y ahora qué?Lo más frecuente es que nuestro personaje imaginario llegue a la conclusión de que, ya que ha sido capaz de pasar un día sin beber, lo suyo no es un grave problema de alcoholismo, y por lo tanto, él - o ella - puede beber hoy otra vez, porque “no soyalcohólico”.Puede estar cometiendo un grave error que a lo único que conduzca es a que su adicción siga creciendo, su consumo de alcohol se siga desordenando y el año próximo, cuando llegue el 15 de noviembre, se haya convertido ya en aquéllo que hoy le cuesta tanto aceptar: una persona dependiente del alcohol que no es capaz de llevar una vida equilibrada y libre de adicciones.El alcoholismo, como otras adicciones, es una enfermedad compleja y engañosa. Para superarla hace falta ponerse en manos de especialistas, médicos y psicólogos que entiendan bien los mecanismos de la adicción y que puedan ayudar a nuestro amigo imaginario a salir del laberinto de su propio autoengaño y enseñarle a vivir sin alcohol y sin otras dependencias.Mi más sincero homenaje a todas las Asociaciones que luchan de una u otra forma para concienciar a la sociedad sobre los problemas relacionados con el alcohol y a motivar a las personas afectadas a ponerse en tratamiento y sanar su adicción.Manifiesto también mi disgusto por el poco interés que los poderes públicos se toman a la hora de abordar una patología que es una de las principales causas de muerte y de sufrimiento en la sociedad, y que sigue siendo tratada como una enfermedad de segunda en la que parece que el paciente es el culpable. No hay recursos públicos serios y suficientes para tratar el alcoholismo y otras adicciones en España, y me temo que faltan muchos años para que los llegue a haber algún día.Y ánimo a nuestro amigo imaginario, y a todos los que se encuentran en su situación, porque el problema del alcohol tiene solución cuando se trata de una forma adecuada y todo ese sufrimiento que está padeciendo, y causando a los que le rodean, puede transformarse en alegría de vivir libre de adicciones.Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínico
Blog del Programa Victoria, un innovador tratamiento del alcoholismo que te facilita las claves para aprender a vivir sin adicciones. Aquí se tratan los temas de actualidad sobre el alcohol y las drogas, además de las experiencias vividas por el psicólogo Bernardo Ruiz en sus más de 30 años de experiencia en una clínica de desintoxicación.
lunes, 16 de noviembre de 2015
El día después
martes, 13 de octubre de 2015
Ojalá lo hubiera encontrado antes
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viernes, 9 de octubre de 2015
¿Buscar culpables o buscar soluciones?
Cuando tenemos un problema, o aparece una contrariedad en nuestra vida, tendemos con mucha frecuencia a buscar a qué o a quién le echamos la culpa.Pareciera como si el hecho de hacer responsable a alguien de lo que nos pasa sirviera para aliviar el dolor o reparar los daños, pero la realidad es que no suele ser así.En el mundo de las adicciones nos encontramos con lo mismo. La culpa de que yo beba, o me drogue siempre es de algo o de alguien, por ejemplo:
Tengo mucho estrés en el trabajo, por eso necesito tomar unas copas para relajarme, Mis clientes beben mucho y yo tengo que estar con ellos para hacer negocio Me siento triste, deprimido, porque he perdido el empleo y no tengo más remedio que ir al bar a ver si me olvido por un rato de lo mal que estoy … y cientos de excusas como éstas que todos conocemos.Otros son especialistas en culparse a sí mismos. Se repiten una y otra vez que son idiotas, que son un desastre, que nunca van a superar sus problemas, que su vida es una porquería porque todo lo han hecho mal, y … siguen bebiendo o drogándose para aliviar el dolor emocional que ellos mismos se provocan por sentirse incapaces de salir de su adicción.Sin embargo, si es un amigo, un familiar o un jefe el que te reprocha tu comportamiento con el alcohol o las drogas, tendrás de nuevo cientos de excelentes justificaciones con las que culpar a alguien de lo que haces, y así tratar de salir del paso. Aunque después, frente al espejo, no puedas engañarte a ti mismo y, al menos por unos minutos, serás consciente de la verdad.Cuando hay un problema de abuso de alcohol, cocaína, marihuana o cualquier otra droga, cuando el alcoholismo o la drogadicción están apoderándose de uno, buscar culpables no sirve de nada. Rectifico. Sirve para seguir bebiendo o consumiendo drogas, debido al círculo vicioso de culpas y justificaciones que explicaba anteriormente.Frente al problema de la adicción, ya sea al tabaco, al alcohol o a cualquier otra substancia adictiva, no sirve de nada mirar al pasado, o a tu alrededor, para buscar culpables. Por el contrario, tienes que mirar a tu interior, y hacia el futuro, para encontrar soluciones.No importa tanto por qué se ha llegado a la adicción, es decir, de quién es la culpa, como encontrar el camino para salir de ella, y seguirlo con determinación y con firmeza.Y para conseguir eso solo hay una solución segura. La terapia. Hay multitud de ofertas terapéuticas al alcance de cualquier persona que tenga un sincero deseo de dejar atrás el sufrimiento que causa la adicción y de vivir la alegría de sentirse de nuevo libre y dueño de su vida.Nosotros contribuímos a ofrecer soluciones serias, profesionales y eficaces a través de nuestro Programa Victoria www.programavictoria.com¿Vas a seguir mucho tiempo buscando culpables en lugar de buscar soluciones?Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínico
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lunes, 14 de septiembre de 2015
Alcohol y adicciones en el trabajo
El abuso del alcohol y de otras drogas, como la cocaína o los derivados del cannabis, es un tipo de conducta que acaba generado problemas de salud, familiares, sociales, pero también laborales.La persona que depende del alcohol, de la cocaína, o de cualquier otra droga legal o ilegal, no puede tener el rendimiento en su trabajo que tendría si estuviera en perfecto estado de salud física y mental.Cuanto mayor es el nivel profesional, o la responsabilidad del cargo ostentado dentro de la empresa más graves son las posibles consecuencias de esa falta de equilibrio personal. Por ejemplo, la persona adicta tiene que dedicar parte de su tiempo y energía a recuperarse del abuso del día anterior, le cuesta concentrarse en su tarea debido a los remordimientos que tiene, o bien está pensando en la forma de consumir durante su jornada laboral sin que se note demasiado, etc.Todo eso supone un enorme desgaste personal que repercute muy negativamente en el rendimiento laboral.En ciertos puestos de trabajo existe también un elevado riesgo de accidentes debidos al consumo de alcohol o drogas, bien porque el sujeto se encuentra bajo los efectos directos de la substancia, bien porque está pasando por un síndrome de abstinencia por haber estado consumiendo anteriormente fuera de su horario laboral. Podemos hablar de personas que conducen vehículos, manejan maquinaria, realizan tareas al aire libre, utilizan herramientas potencialmente peligrosas, etc.Desde el punto de vista de la empresa algunos piensan que es algo que solo concierne a la persona afectada, salvo que repercuta en su trabajo. Es decir, si las cosas se ponen muy feas se le despide y punto. Pero no es tan sencillo.En realidad se dan muy pocos despidos por estos motivos, y muchos menos aún en casos de directivos o altos cargos. Además, el despido es caro y obliga a encontrar un reemplazo a un trabajador que suele ser valioso, o al menos lo era cuando su capacidad estaba a pleno rendimiento.Las empresas inteligentes ponen en marcha soluciones profesionales para ayudar a estas personas a recuperarse de su problema. Al mismo tiempo se ayudan a si mismas porque es mucho mejor recuperar a un elemento valioso que perderlo y tener que sustituirlo por otro que carece de la formación y experiencia del que padece el problema de adicción.La Prevención y el Tratamiento de las personas en riesgo de adicción es una inversión enormemente rentable para las empresas que ponen en práctica programas estructurados de trabajo en estas áreas.Desde 1984 muchas empresas han confiado en la profesionalidad y experiencia del equipo humano del Programa Victoria y han comprobado los resultados positivos que podemos ofrecerles.Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínico
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martes, 11 de agosto de 2015
Rompiendo moldes (II)
El Programa Victoria se desarrolla durante diez días, con un contenido estructurado. Todos los pacientes empiezan a la vez y participan en las sesiones de forma ordenada y sucesiva hasta completar el proceso terapéutico.En todos los años que llevo estudiando y aprendiendo sobre los diferentes métodos terapéuticos para tratar la adicción al alcohol o a otras substancias no he encontrado nunca nada parecido.Todos los centros de desintoxicación o rehabilitación que he conocido tienen pacientes entrando y saliendo continuamente, la duración de la terapia es indeterminada, y los contenidos no están estructurados con una lógica sistemática y ordenada.En una visita a los Estados Unidos, hace ya unos años, me explicaron que la mayoría de los programas terapéuticos tenían una duración de 28 días debido a que era el tiempo de tratamiento que cubrían las compañías de seguros. A mi me pareció muy chocante, y desde luego muy poco científico, aunque se pueda entender hasta cierto punto por razones económicas. Tal vez esas mismas razones son las que llevan a no poner límites temporales a los tratamientos, cada uno sabrá en su casa por qué hace las cosas como las hace.También a los americanos les parecía muy chocante que yo hiciera una terapia en tan solo diez días, y que obtuviera con ella unos resultados terapéuticos mejores que la inmensa mayoría de los centros conocidos.El caso es que en el Programa Victoria entendemos que la terapia es un proceso que se puede estructurar y ordenar de forma sistemática. Por eso hemos sido capaces de lograr que, en un periodo de tiempo mucho más corto que el habitual, nuestros pacientes hagan un cambio profundo en sus actitudes y conocimientos, comprendan los mecanismos psicológicos de la conducta adictiva y aprendan a prevenir las recaídas.Este es otro de los moldes que rompe el Programa Victoria. Diez días de terapia son suficientes, si se aplica el método adecuado. No hace falta mantener durante meses a una persona alejada de su entorno familiar y social, ni que se aleje de su trabajo o negocio por más tiempo. Más de treinta años de experiencia avalan estas afirmaciones, y cientos de pacientes también lo harían si no fuera porque hay que mantener la confidencialidad.Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínico
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miércoles, 5 de agosto de 2015
Rompiendo moldes (I)
Una de las cosas que siempre me han sorprendido de los centros de desintoxicación y rehabilitación de pacientes alcohólicos, o adictos a otras substancias, es el hecho de que sean tratados como si fueran “presuntos delincuentes”.
Me explico.Al llegar al centro el paciente se suele ver privado de muchas cosas. Se le retira el dinero, el teléfono, a veces el reloj, etc. Se le revisa el equipaje para comprobar que no lleva bebidas alcohólicas de contrabando, o bien otras substancias “prohibidas”. Se le aplican multitud de limitaciones a la hora de recibir visitas, hacer o recibir llamadas telefónicas, y muchas otras cosas.Con todo esto, el paciente se siente en un entorno un tanto opresivo, en el que sus decisiones personales están muy limitadas por unas normas que pocas veces entiende. Y esta sensación es muy desagradable para algunos, lo cual les lleva a veces a tomar la decisión de abandonar el tratamiento, o bien de “hacer trampas” y buscar la forma de saltarse las reglas.En el Programa Victoria no actuamos así.
Nuestros pacientes se alojan en un hotel, son unos clientes como cualquier otro. No se sienten vigilados y constreñidos por normas impuestas.Participan en las sesiones de terapia porque para eso han venido, y no beben durante su estancia porque para seguir bebiendo no necesitaban venir, podían seguir haciéndolo en su casa. Esto se lo explicamos desde el minuto uno, y actuamos en consecuencia.Durante los diez días de su terapia conviven con otras personas que están en el mismo hotel por distintos motivos, se acostumbran a beber agua en sus comidas cuando en la mesa de al lado puede haber otras personas tomando vino, cerveza o lo que quieran, y son atendidos por camareros que actúan con ellos de un modo exactamente igual a lo que se encontrarán cuando vuelvan a la vida cotidiana después de su terapia.Esta parte del Programa Victoria es un entrenamiento práctico que facilita mucho la toma de conciencia de que es posible y es fácil disfrutar de la vida sin alcohol. Es lo que llamamos la “terapia informal”. Lejos de sesiones estructuradas, que también las hay, en un ambiente distendido y relajado como puede ser la comida o la cena, donde el terapeuta comparte mesa y conversación con los pacientes, éstos cambian profundamente de actitud y modifican su comportamiento de una forma sorprendentemente fácil.No es necesario tener un sistema de vigilancia y control del comportamiento de los pacientes para evitar que beban a escondidas o se droguen. Cuantas más normas y controles se pretendan poner más se induce a los pacientes a intentar saltárselas.Al tratarlos como adultos responsables tienen la sensación de que son ellos los que deciden cada uno de sus comportamientos, e interiorizan que tienen la capacidad de mantenerse sin beber en cualquier situación.Esta es una de las características del Programa Victoria que rompe moldes y que sorprende a los que conocen otros métodos “tradicionales” de tratamiento. Tenemos algunas otras, pero las comentaré en otra ocasión.Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínico
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jueves, 23 de julio de 2015
El último vagón
Bernardo Ruiz VictoriaPsicólogo Clínicowww.programavictoria.comEl Último VagónEn esta ocasión, cedo mi espacio en el blog a uno de mis pacientes, que tuvo la amabilidad de escribir este testimonio tras su paso por el Programa Victoria para la primera edición de mi libro Objetivo: Libertad - Hoja de ruta para salir del laberinto del alcohol.Con mi agradecimiento hacia él y hacia tantos otros que me han enseñado tanto a lo largo de mi vida profesional, te dejo con sus palabras.Te envidio, afortunado lector de este libro.
Si yo hubiera alcanzado la fortuna de haberlo tenido en mismanos hace años, en las páginas de mi vida habría habido menos dolor.
Te supongo afectado por la misma enfermedad que yo -la adicción-y no sólo una persona curiosa que quiere saber por dónde anda la investigación en el campo de la drogodependencia.Si es así, este texto puede ser la llave que cambie tu existencia y que como a mi, te salve.
Las enfermedades no reparan en el currículo de quienes las padecen, de modo que la máxima autoridad en cardiología puede morir de un infarto. Yo mismo he tenido que estudiar muchas horas la psicología del comportamiento humano y las técnicas de modificación de la conducta, y para nada me han servido a la hora de hacer frente a mi propio alcoholismo.
Pero tal vez esos saberes fríos, junto a la experiencia de haber estado varias veces en clínicas supuestamente especializadas en la atención a los pacientes que sufren esta enfermedad, me permiten valorar en su justa medida el trascendental avance que supone la obrade Bernardo Ruiz y su equipo: el Programa Victoria.Por primera vez, gracias a él, he visto la luz en un túnel de tinieblas que supuse que no tenía salida.
Es muy poco lo que se sabe en el ámbito del cerebro humano, ese gran desconocido. Apenas un diez por ciento. Y sin duda esa falta de soporte científico es una de las razones por las que fracasan las terapias que se aplican para superar esa extraña enfermedad. Pero estoy en condiciones de afirmarte, lector amigo, que si has intentado curarte una y otra vez sin éxito, ahora tienes la gran oportunidad de salir del laberinto.
Mi experiencia personal al haber logrado maniatar la adicción, maniatar, no matar, ya que te acompañará hasta el último día de tu vida, no es ni única ni excepcional entre quienes hemos seguido su terapia.
El enfoque que el profesor Ruiz hace de la adicción es absolutamente original e innovador. Y en un alto porcentaje, sus soluciones pragmáticas han servido para romper las cadenas que oprimen nuestra libertad.
Te aconsejo con todo el calor de que soy capaz que no te limites a la lectura de las páginas de este libro. Que si quieres volver a ser dueño de tu destino, asistas a uno de sus cursos. Así podrás comprobar que puedes poner, como yo y como tantos otros, fin a tu condena.
Te escribo estas líneas como el hombre que lanza un aro salvavidas a quien ve que se está ahogando. Aprovecha esta ocasión. Tal vez sea el último vagón de un tren que se escapa sin retorno. No lo dudes, súbete a él con fe y piensa que si otros lo hemos logrado gracias a las teorías y técnicas del Programa Victoria, tú también puedes lograrlo.
Sin duda todavía te quedan años de vida. De ti depende que los vivas plena y libremente. Yo también he estado en muchas ocasiones a punto de tirar la toalla, desesperado, hasta que la suerte, o la Providencia, me llevó a conocer al autor de esta obra, hito en la investigación más rigurosa avalada por el éxito.
No te cuento “mi caso”. Por desafortunadas que hayan sido tus experiencias no creo que superen a las mías. Se que no estoy curado. El alcoholismo no desaparece jamás, pero sí que es posible eliminar todos sus síntomas, que es lo que en definitiva importa. Sumérgete en el agua clara de la lectura de “Objetivo: Libertad” y participa en alguno de sus seminarios. Un sol nuevo, radiante, alumbrará desde entonces tu camino. ¡Suerte, amigo! Y gracias, Bernardo, y no olvido a tu constante apoyo, María Eugenia, por haberme liberado.
IOX - Paciente del Programa Victoria en 2002.
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