Aunque a veces me parece mentira, en estos días del mes de
enero de 2014 se cumplen treinta años desde que puse en marcha lo que
terminaría convirtiéndose en el Programa Victoria.
En aquel mes de enero de 1984, asumiendo un importante reto
profesional, llevé a cabo el primer programa terapéutico en el que atendimos a
cinco pacientes con serios problemas de alcohol, remitidos por sus médicos de
empresa tras varias recaídas.
De aquélla primera experiencia nació una motivación profesional
y una vocación de encontrar soluciones eficaces y prácticas para la enfermedad
adictiva, desde el punto de vista de la psicología y la medicina. Y poco a
poco, grupo a grupo, año tras año, llevamos ya treinta cumplidos.
Más de mil pacientes atendidos en estos años, la mayoría de
ellos con resultados positivos, son el mejor refuerzo personal y profesional
para seguir adelante, con una ilusión renovada y con los mismos deseos de
ayudar a las personas a liberarse de sus adicciones.
Hace unos días, con motivo de las fiestas de Navidad, me
llamó Iñaki, uno de nuestros primeros pacientes. Me recordó que lleva ya
veintinueve años sin beber y que no pasa un día sin que se acuerde de nosotros
con alegría y agradecimiento.
Recuerdo muy bien la primera vez que lo vi, tenía una
alcoholemia de 4,1 después de casi una hora de charla conmigo. Me asusté mucho
al ver el resultado del alcoholímetro porque su apariencia no era de una
embriaguez tan próxima a los niveles letales de alcohol en sangre, y pensé que
había venido conduciendo desde su casa, más de 30 km, y que tenía que volver
del mismo modo.
El caso es que a los pocos días inició su terapia con
nosotros, en el Programa Victoria que aún no tenía ese nombre, y desde entonces
sigue sin beber.
También tengo recuerdos menos agradables de personas que se
han quedado en el camino y que no han sido capaces de superar su adicción, pero
casos como el de Iñaki, y tantos otros, me ayudan, nos ayudan, a seguir
adelante con nuestro trabajo.
No sé cuántos años más me permitirá Dios seguir trabajando
en esto, ojalá sean muchos porque tengo el privilegio de disfrutar con mi
trabajo y me hace sentir bien ver el cambio y el renacimiento personal de
tantos y tantos pacientes que han cambiado su vida tras pasar por el Programa
Victoria.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
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