Ayer me llamó una muchacha para informarse sobre el Programa
Victoria. Le preocupa el caso de su padre, que está teniendo problemas con el
alcohol, y que recientemente se ha visto castigado con la retirada del permiso
de conducir lo cual le ha hecho reflexionar y pedir ayuda.
Lo curioso del caso es que me dice la joven que hace unos
años ya habíamos tratado a su abuelo. Lo que ella tal vez no sepa es que
también hemos tratado a otro hermano de su padre hace años, con lo que ya
tenemos tres miembros de la misma familia padeciendo problemas de adicción al
alcohol. El padre y dos hijos varones.
Esto me recuerda otro caso llamativo de una familia de cinco
hermanos, cuatro varones y una mujer, de los que he tratado a todos los
varones. Empezó uno de ellos, hace unos 20 años, y el último de ellos vino hace
unos 5 años. También me vino después un sobrino de este último pero era por
parte de su mujer, por lo que no había un vínculo de sangre.
Es de todos conocido que hay componentes genéticos que
afectan al riesgo de desarrollar la enfermedad adictiva, y que también hay
modos de comportamiento que se aprenden en el seno de la familia que pueden
inducir el abuso y la dependencia del alcohol.
La combinación de ambos suele estar presente, en una u otra
medida, en la mayoría de los pacientes que tratamos. No podemos hacer nada para
cambiar la herencia genética que traemos, pero siempre podemos aprender a vivir
sin adicción.
Y para nosotros es un motivo de alegría ver que diferentes
miembros de la misma familia confían en el Programa Victoria para salir del
problema y superar su adicción.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
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