lunes, 1 de junio de 2015

Tengo problemas con la cocaína, no con el alcohol

En las últimas semanas he tenido que atender a varios pacientes que me contaban más o menos la misma historia. Tengo problemas con la cocaína, pero no con el alcohol.

No es que sean abstemios y consuman cocaína, no. Lo que sucede es que consideran que la cocaína se les ha ido de las manos, que las consecuencias de su consumo ya empiezan a ser insoportables, pero en cambio, tienen la percepción de que el alcohol lo pueden “controlar”.

Cuando empezamos a hablar con más profundidad se pone en evidencia la fortísima asociación entre ambos consumos. De hecho, es muy extraño que una persona llegue a la cocaína sin haber pasado antes por unos cuantos tragos de alcohol. Y viceversa. Una vez que que se ha consumido cocaína, es muy frecuente recurrir al alcohol para intentar contrarrestar los efectos excitantes de aquélla con los efectos sedantes de éste.

En cualquier caso, se empiece por donde se empiece, el uno llama a la otra, y viceversa.

También es frecuente el caso de una persona que se propone dejar la cocaína y lo hace durante unos días o semanas. Entonces, en la confianza de que ya lo tiene “controlado”, se toma un par de copas creyendo que, al no ser el alcohol su problema, puede beber como cualquier persona “normal”.

En tales situaciones, lo más habitual es que el efecto relajante y desinhibidor del alcohol haga decaer la determinación de abstenerse de la cocaína. Así el sujeto, al sentir el deseo de tomarla, que está asociado al alcohol, no tiene la suficiente capacidad de autocontrol como para resistir la tentación, y volvemos a empezar.

Alcohol, cocaína, problemas, lamentaciones, propósitos de cambiar. Una vez más estamos en el punto de partida.

La conducta adictiva, una vez establecida como tal en el cerebro de una persona, no está ligada exclusivamente a una substancia. Es más bien un patrón de comportamiento patológico que lleva a consumir una y otra vez con el fin de “sentirse mejor”, supuestamente, de ser más “capaz” de afrontar situaciones difíciles, estresantes o dolorosas. Y es muy común cambiar de substancia y orientar la adicción hacia otro lugar.

Estoy seguro de que el alcohol es la principal puerta de entrada a otras adicciones. Ya sea por su integración en nuestra cultura y en la vida familiar y social, ya sea por su innegable poder de generar adicción, ya sea porque lo asociamos a la fiesta, a la diversión y al “alivio de las penas”, el caso es que prácticamente siempre está presente en todos los pacientes que atendemos en el Programa Victoria, y supongo que sucederá lo mismo en otros centros de tratamiento de adicciones.

Dejar de beber alcohol es siempre una medida necesaria para superar la adicción, aunque la conciencia del paciente le haga creer que no tiene problemas con la bebida sino con otras substancias. Y nuestra responsabilidad como terapeutas es saber transmitir estos hechos de forma eficaz a nuestros pacientes para que de verdad aprendan a vivir sin adicciones.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

2 comentarios:

  1. Hola Bernardo. Efectivamente creo que tienes razón en cuanto dices lo de que el consumo de alcohol es la puerta de entrada a otras adicciones. Te invito a que leas mi historia y conozcas un poco más sobre mis adicciones en http://comodejar.net/drogas/dejar-la-cocaina/.

    Gracias por tu artículo y un saludo

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  2. Muchas gracias por tu comentario Marinela y enhorabuena por haber dado el paso y aprender a vivir sin adicciones.

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