En estos días
he estado trabajando con un nuevo grupo de pacientes haciendo el Programa Victoria,
y al ver con ellos algunos documentales que utilizamos como material terapéutico
hemos reflexionado sobre un tema que resulta recurrente en muchos de ellos.
Resulta que
hay personas que han estado en tratamientos prolongados, tal vez de varios
meses de duración, y que a la hora de reincorporarse a la vida cotidiana lo
hacen llenos de miedo y de inseguridad. También se ve a terapeutas que dudan de
la capacidad de mantenerse en abstinencia los pacientes que están tratando.
Es
sorprendente la visión tan pesimista que se transmite muchas veces acerca de
los tratamientos para la adicción, y para el alcoholismo en particular. Se
presentan las recaídas como algo inevitable y se induce a los pacientes a estar
siempre atemorizados y recordando su pasado para seguir sin beber.
En el Programa
Victoria tenemos una actitud muy diferente. Nuestros pacientes, tras diez días
de terapia, salen cargados de optimismo y de confianza en su capacidad de
mantenerse libres de adicción. Y los terapeutas que lo llevamos a cabo estamos
convencidos de que es posible, y es fácil, salir de la adicción.
Si no creemos
en nosotros mismos y en las terapias que aplicamos, mal podemos ayudar a
nuestros pacientes a salir adelante. Por eso considero fundamental transmitir
confianza y optimismo, para ayudarlos a sentirse, y ser, capaces de evitar las
recaídas y llevar una vida equilibrada y libre de adicciones.
Bernardo Ruiz
Victoria
Psicólogo
Clínico
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