miércoles, 1 de octubre de 2014

Siempre hay una buena excusa para seguir bebiendo

Hoy viene a una sesión de seguimiento Juan, un paciente que hizo el Programa Victoria hace algo más de un año y que está cada día mejor. A pesar de que tuvo una breve recaída en diciembre pasado, volvió a la abstinencia de inmediato, pidió ayuda, retomó su seguimiento y puso en práctica todo lo aprendido durante la terapia, con lo que a día de hoy está muy bien y su vida ha cambiado.

Cómo el mismo dice, “me va mejor la vida sin alcohol”.

Me cuenta que ha cortado con todas las personas “tóxicas” que había en su vida. Todos aquellos que habían sido compañeros de bebida y también otras personas que le generaban situaciones de tensión emocional. Ahora practica yoga, trabaja de nuevo con eficacia en su negocio, se ocupa debidamente de sus hijos y se siente mejor.

Hace unos días pasó un rato con un amigo suyo el cual se tomó seis cubatas mientras Juan se tomaba dos tazas de te. El amigo le comentaba – te veo muy bien, Juan – pero se justificaba a si mismo diciendo que tiene que seguir bebiendo porque es la forma de tener relaciones con sus clientes.

Juan se reía al contármelo, al darse cuenta de que es una excusa barata que él mismo se había estado aplicando muchas veces. Durante años. Bebo porque es parte de mi vida social y profesional – se decía a si mismo.

La realidad es que desde que no bebe tiene más clientes que antes, atiende mejor su trabajo, ha racionalizado sus gastos y puesto orden a su economía personal y profesional, y no echa de menos el alcohol para nada.

Claro que para llegar a ese convencimiento y esa naturalidad ha necesitado la terapia del Programa Victoria, que es lo que le ha permitido liberarse de su adicción y aprender a vivir sin alcohol. Día tras día, eso si, que el enemigo no descansa. Pero con determinación y constancia, siguiendo las indicaciones terapéuticas y manteniendo fresco en su memoria el recuerdo de su experiencia en la terapia, cada día está mejor.

Juan lamenta que haya tantas personas que siguen bebiendo, y dándose excusas para beber, cuando podrían seguir su mismo camino, entrar en el Programa Victoria y vivir mejor libres de adicciones.

Yo, por mi parte, me lleno de alegría y de satisfacción profesional al ver a personas como Juan que aprenden a vivir sin alcohol.





Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico

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